Empleo femenino: ¿Cómo evalúan ellas las “nuevas normalidades” del trabajo?

El panorama es sombrío para los empresas, dice Deloitte, una de cada 10 trabajadoras ya está buscando otro empleo y la mitad planea quedarse menos de dos años en la empresa. Malas transiciones al home office y al modelo híbrido están impulsando este fenómeno.

Ha sido común escuchar y leer en los últimos años que la covid-19 agudizó y visibilizó las desigualdades y eso debía motivarnos a cambiar. Pero a dos años de la pandemia, más mujeres reportan acoso y “microagresiones” en el trabajo, según una investigación de la consultora Deloitte. El reporte señala que la violencia es más común contra las mujeres racializadas y de la población LGBTQI+.

 

Entre los hallazgos más “preocupantes sobre ‘la nueva normalidad’ del trabajo” es que casi 60% de las mujeres que trabajan en modelos híbridos se han sentido excluidas de las reuniones e interacciones y casi la mitad dice que no tiene suficiente exposición para su progreso y desarrollo profesional. “Por estas razones, y muchas otras”, una parte importante de las consultadas indicó que planea dejar la empresa en la que labora actualmente.

 

De hecho, una de cada 10 ya está buscando otro trabajo. “Cuando se trata de planes futuros, el panorama es sombrío para los empleadores”, pues más de la mitad de las mujeres planea dejar ese lugar en no más de dos años. En cambio, sólo el 10% quiere quedarse por más de cinco años. Aquéllas que tienen puestos de gestión media y no gerenciales son más proclives a querer salir.

 

De acuerdo con el reporte Mujeres en el trabajo 2022: Una perspectiva global, muchas tomaron o están tomando decisiones profesionales y de vida impulsadas por su experiencia en la pandemia. Y esa vivencia ha estado marcada de burnout, violencia laboral y violencia sexual en el trabajo, discriminación por su identidad de género u orientación sexual y origen étnico, así como pocas expectativas de poder crecer profesionalmente en la empresa.

 

La consultoría londinense encuestó a más de 5,000 mujeres en 10 países de economías medias y altas, donde hay más empresas multinacionales y políticas de igualdad quizá más avanzadas que en países de economías menores. Estos son: Australia, Brasil, Canadá, China, Alemania, India, Japón, Sudáfrica, el Reino Unido y Estados Unidos.

 

En este último país se ha presentado un fenómeno llamado “la gran renuncia”, en el cual millones de personas han dejado sus trabajos porque no les satisface la realidad que éstos les ofrecen. Pues bien, esto continuará, pronostica Deloitte. En lo que concierte a las mujeres, “el agotamiento y la falta de oportunidades para avanzar son los dos principales factores” que las hará renunciar.

 

La realidad del home office para las mujeres

A pesar del aumento del teletrabajo a consecuencia de la pandemia, esa modalidad “no es una realidad para muchas mujeres”. Es cierto que muchas más reportan que la empresa implementó políticas de trabajo flexible, pero la proporción sigue siendo baja: sólo un tercio de las empresas lo ofrece.

“Aún más preocupante, el 94% de las encuestadas cree que solicitar un trabajo flexible afectará su probabilidad de promoción”. Hay razones para que lo piensen, pues quienes cambiaron su horario “pagaron un alto precio”. Según el informe “están sufriendo niveles significativamente más bajos de bienestar mental y motivación en el trabajo”. Casi la mitad señala que su salud mental es mala o muy mala.

 

Las mujeres que trabajan a tiempo parcial tienen 10% más probabilidad sentirse agotadas que quienes laboran a tiempo completo. “Y es mucho menos probable que digan que sus empleadores les brindan el apoyo adecuado en materia de salud mental, o que se sienten cómodas al revelar la salud mental como un motivo de su ausencia”.

A pesar de que el estudio se realizó en algunos países que han avanzado en la paridad de género, la realidad es que “los empleadores no están haciendo lo suficiente para apoyar la transición a un modelo de trabajo híbrido”.

 

Al parecer, tampoco han frenado la violencia laboral. En 2022, casi el 60% de las encuestadas ha experimentado acoso laboral y sexual  “y/o microagresiones, como ser interrumpidas, ser tratadas con condescendencia, o discutir y demeritar lo que ellas plantean”. En 2021 el 52% de las mujeres señalaban estar en esa condición.

En México a las microagresiones, como lo menciona Deloitte, se les ha llamado micromachismos. Sin embargo, la ilustradora e historiadora feminista Eréndira Derbéz señala en su libro No son micro. Machismos cotidianos que se trata de expresiones machistas habituales, las cuales sostienen un problema enorme.

 

5 recomendaciones para una mejor transición

Ante el contexto de las diferentes realidades enfrentadas por las mujeres en el mundo del trabajo, la firma internacional hizo las siguientes recomendaciones:

 

  1. Abordar “la epidemia de agotamiento”. Las personas líderes tienen la responsabilidad de identificar y enfrentar el tema del desgaste emocional y mental, brindar educación, técnicas y herramientas prácticas para prevenirlo y mitigarlo.
  2. Hacer “del bienestar mental una prioridad”. No es sólo brindar apoyo cuando se necesita, sino “eliminar el estigma que impide que muchas mujeres hablen sobre su salud mental con sus empleadores”. Es necesario que las y los líderes reciban educación sobre la salud mental para detectar las señales de alerta. Compartir sus propias historias sobre este problema ayudaría a desestigmatizarlo.
  3. “Que el trabajo flexible funcione para las mujeres”. Las políticas de home office o trabajo híbido deben estar respaldadas por líderes y gerentes. Hay que garantizar que la carga de trabajo se ajuste a la modalidad laboral y hacer que quienes trabajan de manera flexible lo hagan “sin temor a la penalización de su carrera”.
  4. Trabajo híbrido con inclusión y flexibilidad. La empresa debe comunicar claramente lo que espera de las colaboradoras a través de acuerdos en equipo sobre las formas de trabajar. Los y las líderes deben recibir capacitación para dirigir reuniones e incluir a quienes están presentes y a quienes se conectan de forma remota.
  5. Inculcar una cultura verdaderamente inclusiva. Cero tolerancia a comportamientos no inclusivos, al acoso y “las microagresiones”, animar a las mujeres a denunciarlos garantizando que no habrá represalias. Las personas en puestos de liderazgo deben enviar “mensajes claros e inequívocos” sobre el tema.
  6. Las respuestas a la encuesta de este año, se destaca en el reporte, muestra no sólo lo que ha cambiado para las mujeres en el trabajo, sino los retos y oportunidades que enfrentan las empresas para avanzar en la equidad de género.

“Desde la perspectiva del trabajo híbrido, del desarrollo de carrera y de las conductas observadas en el lugar de trabajo, hay una brecha clara entre las expectativas y la realidad. Después de dos años de un retroceso en la equidad de género en las empresas, es crítico que las personas empleadoras actúen”, advierte la investigación liderada por Michele Parmelee y Emma Codd.

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Empleo femenino: ¿Cómo evalúan ellas las “nuevas normalidades” del trabajo?

El panorama es sombrío para los empresas, dice Deloitte, una de cada 10 trabajadoras ya está buscando otro empleo y la mitad planea quedarse menos de dos años en la empresa. Malas transiciones al home office y al modelo híbrido están impulsando este fenómeno.

Ha sido común escuchar y leer en los últimos años que la covid-19 agudizó y visibilizó las desigualdades y eso debía motivarnos a cambiar. Pero a dos años de la pandemia, más mujeres reportan acoso y “microagresiones” en el trabajo, según una investigación de la consultora Deloitte. El reporte señala que la violencia es más común contra las mujeres racializadas y de la población LGBTQI+.


Entre los hallazgos más “preocupantes sobre ‘la nueva normalidad’ del trabajo” es que casi 60% de las mujeres que trabajan en modelos híbridos se han sentido excluidas de las reuniones e interacciones y casi la mitad dice que no tiene suficiente exposición para su progreso y desarrollo profesional. “Por estas razones, y muchas otras”, una parte importante de las consultadas indicó que planea dejar la empresa en la que labora actualmente.


De hecho, una de cada 10 ya está buscando otro trabajo. “Cuando se trata de planes futuros, el panorama es sombrío para los empleadores”, pues más de la mitad de las mujeres planea dejar ese lugar en no más de dos años. En cambio, sólo el 10% quiere quedarse por más de cinco años. Aquéllas que tienen puestos de gestión media y no gerenciales son más proclives a querer salir.


De acuerdo con el reporte Mujeres en el trabajo 2022: Una perspectiva global, muchas tomaron o están tomando decisiones profesionales y de vida impulsadas por su experiencia en la pandemia. Y esa vivencia ha estado marcada de burnout, violencia laboral y violencia sexual en el trabajo, discriminación por su identidad de género u orientación sexual y origen étnico, así como pocas expectativas de poder crecer profesionalmente en la empresa.


La consultoría londinense encuestó a más de 5,000 mujeres en 10 países de economías medias y altas, donde hay más empresas multinacionales y políticas de igualdad quizá más avanzadas que en países de economías menores. Estos son: Australia, Brasil, Canadá, China, Alemania, India, Japón, Sudáfrica, el Reino Unido y Estados Unidos.


En este último país se ha presentado un fenómeno llamado “la gran renuncia”, en el cual millones de personas han dejado sus trabajos porque no les satisface la realidad que éstos les ofrecen. Pues bien, esto continuará, pronostica Deloitte. En lo que concierte a las mujeres, “el agotamiento y la falta de oportunidades para avanzar son los dos principales factores” que las hará renunciar.


La realidad del home office para las mujeres

A pesar del aumento del teletrabajo a consecuencia de la pandemia, esa modalidad “no es una realidad para muchas mujeres”. Es cierto que muchas más reportan que la empresa implementó políticas de trabajo flexible, pero la proporción sigue siendo baja: sólo un tercio de las empresas lo ofrece.

“Aún más preocupante, el 94% de las encuestadas cree que solicitar un trabajo flexible afectará su probabilidad de promoción”. Hay razones para que lo piensen, pues quienes cambiaron su horario “pagaron un alto precio”. Según el informe “están sufriendo niveles significativamente más bajos de bienestar mental y motivación en el trabajo”. Casi la mitad señala que su salud mental es mala o muy mala.

Las mujeres que trabajan a tiempo parcial tienen 10% más probabilidad sentirse agotadas que quienes laboran a tiempo completo. “Y es mucho menos probable que digan que sus empleadores les brindan el apoyo adecuado en materia de salud mental, o que se sienten cómodas al revelar la salud mental como un motivo de su ausencia”.


A pesar de que el estudio se realizó en algunos países que han avanzado en la paridad de género, la realidad es que “los empleadores no están haciendo lo suficiente para apoyar la transición a un modelo de trabajo híbrido”.


Al parecer, tampoco han frenado la violencia laboral. En 2022, casi el 60% de las encuestadas ha experimentado acoso laboral y sexual  “y/o microagresiones, como ser interrumpidas, ser tratadas con condescendencia, o discutir y demeritar lo que ellas plantean”. En 2021 el 52% de las mujeres señalaban estar en esa condición.


En México a las microagresiones, como lo menciona Deloitte, se les ha llamado micromachismos. Sin embargo, la ilustradora e historiadora feminista Eréndira Derbéz señala en su libro No son micro. Machismos cotidianos que se trata de expresiones machistas habituales, las cuales sostienen un problema enorme.


5 recomendaciones para una mejor transición


Ante el contexto de las diferentes realidades enfrentadas por las mujeres en el mundo del trabajo, la firma internacional hizo las siguientes recomendaciones:

  1. Abordar “la epidemia de agotamiento”. Las personas líderes tienen la responsabilidad de identificar y enfrentar el tema del desgaste emocional y mental, brindar educación, técnicas y herramientas prácticas para prevenirlo y mitigarlo.
  2. Hacer “del bienestar mental una prioridad”. No es sólo brindar apoyo cuando se necesita, sino “eliminar el estigma que impide que muchas mujeres hablen sobre su salud mental con sus empleadores”. Es necesario que las y los líderes reciban educación sobre la salud mental para detectar las señales de alerta. Compartir sus propias historias sobre este problema ayudaría a desestigmatizarlo.
  3. “Que el trabajo flexible funcione para las mujeres”. Las políticas de home office o trabajo híbido deben estar respaldadas por líderes y gerentes. Hay que garantizar que la carga de trabajo se ajuste a la modalidad laboral y hacer que quienes trabajan de manera flexible lo hagan “sin temor a la penalización de su carrera”.
  4. Trabajo híbrido con inclusión y flexibilidad. La empresa debe comunicar claramente lo que espera de las colaboradoras a través de acuerdos en equipo sobre las formas de trabajar. Los y las líderes deben recibir capacitación para dirigir reuniones e incluir a quienes están presentes y a quienes se conectan de forma remota.
  5. Inculcar una cultura verdaderamente inclusiva. Cero tolerancia a comportamientos no inclusivos, al acoso y “las microagresiones”, animar a las mujeres a denunciarlos garantizando que no habrá represalias. Las personas en puestos de liderazgo deben enviar “mensajes claros e inequívocos” sobre el tema.
  6. Las respuestas a la encuesta de este año, se destaca en el reporte, muestra no sólo lo que ha cambiado para las mujeres en el trabajo, sino los retos y oportunidades que enfrentan las empresas para avanzar en la equidad de género.
 

“Desde la perspectiva del trabajo híbrido, del desarrollo de carrera y de las conductas observadas en el lugar de trabajo, hay una brecha clara entre las expectativas y la realidad. Después de dos años de un retroceso en la equidad de género en las empresas, es crítico que las personas empleadoras actúen”, advierte la investigación liderada por Michele Parmelee y Emma Codd.

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Redacción La Tinta

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