
Mezcaleros de Oaxaca denuncian intento de despojo cultural y económico tras inclusión de Aguascalientes en la Denominación de Origen del Mezcal (DOM); interponen recurso de revisión ante el IMPI.
Productores de mezcal de Oaxaca presentaron un recurso de revisión ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en contra de la reciente decisión que amplía la Denominación de Origen del Mezcal (DOM) para incluir al estado de Aguascalientes. Esta acción ha desatado un fuerte debate sobre la apropiación cultural, los intereses económicos y la protección del legado mezcalero ancestral.
La determinación, publicada en el Diario Oficial de la Federación en abril pasado, autoriza a Aguascalientes a producir mezcal con denominación de origen, sumándose a otros estados como Guanajuato, Estado de México y Morelos que en años recientes también han sido incluidos, pese a la oposición de comunidades y productores tradicionales.
“Esto no es mezcal, es una imitación institucionalizada”, expresaron mezcaleros oaxaqueños en un comunicado respaldado por diversas organizaciones, entre ellas la Coordinadora Nacional de Mujeres Mezcaleras, quienes advierten que esta decisión pone en riesgo tanto la identidad como el sustento de miles de familias que por generaciones han producido mezcal en Oaxaca bajo métodos tradicionales.
Especialistas en propiedad intelectual advierten que esta ampliación podría abrir la puerta a una “industrialización oportunista” del mezcal, con riesgos de diluir la calidad, el valor cultural y el control comunitario sobre la bebida. Por su parte, las autoridades de Aguascalientes han celebrado el fallo como una oportunidad para fortalecer su industria agroalimentaria y abrir nuevas rutas de exportación.
El conflicto revive una larga disputa entre los defensores de una denominación de origen más estricta —basada en historia, tradición y territorio— y quienes impulsan un enfoque más expansivo, centrado en el potencial económico del mezcal como producto de exportación.
La resolución del recurso interpuesto por los productores oaxaqueños podría sentar un precedente crucial en la protección de productos culturales frente a su explotación comercial indiscriminada.