Hassan Ramírez estudió Comercio Internacional en la ciudad de Puebla. Originario de Tlaxiaco, Oaxaca, durante sus años de estudiante compartió casa con otros amigos también tlaxiaqueños, con quienes compartía el sueño de regresar a su lugar de origen y emprender para ofrecer una oportunidad de crecimiento, empleo y desarrollo a su comunidad y región.

Los tres acordaron que al terminar sus estudios obtendrían trabajos en sus respectivas áreas, con la finalidad de adquirir experiencia y, en el momento adecuado, iniciar su propia empresa. Pasaron ocho años y desde hace dos cuentan con una empresa pujante dedicada a la elaboración de calcetines con detalles bordados de los bailes, tradiciones y culturas del estado de Oaxaca, así como de otros estados del país.

En alrededor de un año de operaciones, Calcetines de la Mixteca ha logrado llegar a otros estados como Puebla, Chihuahua y Nayarit; sus productos se han vendido con éxito en ferias y carnavales al interior del estado, como las celebradas en Putla Villa de Guerrero, Huajuapan de León, Villa de Etla y en la misma ciudad de Oaxaca. 

Además, ahora también son invitadas de otras empresas para participar en sus show room e incluso para exhibirse y venderse en otras tiendas, principalmente dedicadas a las ventas de textiles y artesanías originarias de Oaxaca.

Contribuir a la región

“Nosotros éramos alumnos que salimos a estudiar cada quien la carrera que quería ejercer. Salimos a otro estado, a Puebla, a estudiar; pero siempre teníamos la inquietud de poder regresar a Tlaxiaco y hacer algo por nuestra región”, recuerda.

Hassan Ramírez sostiene que aunque los habitantes de Tlaxiaco y de algunas comunidades de la región Mixteca son muy buenos para el comercio, el crecimiento de una población o de una región debe ir acompañado también de sus aspectos culturales e industria; si empieza a rezagarse en la producción, en la industria, se corre el riesgo de perder competitividad. De ahí su interés de hacer cosas por Tlaxiaco y ser capaces de generar fuentes de empleo.

La iniciativa de producir calcetines surgió de una “lluvia de ideas” entre los tres socios, quienes, para distinguirse de otras empresas, decidieron plasmar en ellos las tradiciones y costumbres mexicanas, principalmente las oaxaqueñas.

El primer paso fue la importación de las máquinas tejedoras: “Fue un lío el hecho de encontrar quien nos capacitara… no hallamos a alguien que nos pudiera capacitar bien en el tema de la producción y fue como medio año perdido, entre hacer pruebas, errores, para poder llegar a la calidad que queríamos y darle esa identidad, ese sello tan característico de Oaxaca a nuestros calcetines”.

Fue hasta agosto de 2022 que finalmente salieron al mercado con la venta de sus calcetines con diseños regionales. 

El primer punto de venta fue Tlaxiaco, en donde ofrecieron diseños de sus sones y jarabes, y del conejo mixteco. El éxito fue inmediato.

Después fueron los clientes quienes les propusieron otros diseños o preguntaban por otros relacionados con las tradiciones oaxaqueñas y de la región, como Los Diablos de Juxtlahuaca; así empezaron a aumentar sus diseños.

Cuentan con más de 50 diseños, los cuales están registrados ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor); no obstante, explican que han cuidado cada aspecto para no caer en un tema de propiedad o de plagio.

“Lo que nosotros queremos hacer es una representación de los diseños muy a nuestra manera, y que puedan servir para jalar precisamente a los jóvenes a que vayan consumiendo cosas regionales. Que si bien esto no es una artesanía, creemos que puede ser un camino o un pre para que los jóvenes empiecen a interesarse en su cultura, en sus raíces”, apunta  Ramírez.

En poco tiempo, estos tres jóvenes emprendedores ya dan empleo a dos personas de manera permanente y cuentan con dos vendedores.
Su plan de crecimiento incluye la difusión de su marca Calcetines de la Mixteca, trabajar con distribuidores y abrir sus propios puntos de venta en la ciudad de Oaxaca, en Huajuapan y en las ciudades más importantes del estado.

“Creo que el camino que tenemos es muy largo, apenas estamos empezando, pero la ambición o el proyecto lo tenemos muy claro. Tenemos la intención de adquirir otras dos máquinas, para poder ampliar la producción y creo que la demanda lo está justificando”, afirma Hassan Ramírez.