VIH en México: entre el estigma, los recursos de prevención insuficientes y las cifras desactualizadas.

En México se ha observado un recorte de recursos tanto a instituciones de salud pública como a colectivos especializados. Casi han desaparecido las campañas masivas de difusión y prevención. Los tratamientos preventivos como la PreP y la PeP han llegado tarde y todavía se encuentran limitadas.

 



“Yo creo que conocer la situación del VIH en México es complicado, primero, porque no hay pruebas gratuitas, no se incentiva la salud sexual y de quienes ya tienen un estado serológico positivo ni hay estadísticas. Yo por ejemplo, nunca me hice una prueba sino hasta que supe que tuve una relación de riesgo. Nunca supe sobre métodos de prevención como la PreP o la PeP y luego ya fue demasiado tarde. Yo sé que con el TAR (tratamiento antirretroviral) mi vida es normal, mucha gente piensa lo contrario pero me gusta pensar que un día dejaremos el estigma”, dijo Carlos T en entrevista con El Economista

Carlos –que pidió a esta casa editorial ocultar su apellido por temas de privacidad– recibió su diagnóstico positivo a finales del 2016 y recibe su tratamiento en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social). Desde entonces y hasta ahora ha experimentado un par de veces “o tal vez un poco más” retrasos o irregularidades en la recepción de los medicamentos. Carlos vive en la Ciudad de México junto con Fernando Z, quien también vive con VIH y se atiende en Clínica Condesa y califica como muy buena su experiencia con esta institución. 

Ambos son indetectables, lo que también quiere decir que su carga viral es intransmisible. “Nosotros lo sabemos, pero mucha gente no. Verás, sí vemos que hay muchos activistas y nos gustaría mucho hacer parte de eso, contar nuestras experiencias y que eso sirviera para prevenir en nuestros espacios, pero la verdad es que nos la pensamos mucho cuando se trata de compartir nuestro estado serológico, porque la gente como que ya no te ve igual, cambian contigo y es parte de la idea que todavía existe alrededor del virus.”, dijeron Carlos y Fernando. 

La OMS y la UNAIDS (el organismo de la ONU para VIH/SIDA) han detectado que los casos en América Latina incrementaron 21% del 2010 al 2019, lo que implicaría que cerca de 20,000 personas más fueron diagnosticadas con VIH en este lapso. Aunque las muertes relacionadas con el virus han disminuido significativamente, la pregunta que resta es: ¿Por qué las estrategias de prevención no han tenido impacto en la región?

Definitivamente la pandemia de Covid-19 significó una centralización importante de los esfuerzos y recursos en materia de salud pública, lo que en algunos países de América Latina dejó en rezago muchos otros servicios relacionados con la salud sexual y reproductiva. Los servicios de prevención, detección, atención y seguimiento de VIH.

Y, aunque no hay información pública suficiente, los datos disponibles muestran que desde que a inicios de la pandemia el nivel de diagnósticos cayó significativamente. En la Ciudad de México, la Clínica Condesa se mantuvo operando como actividad necesaria, lo cierto es que la realidad de la capital está lejana en muchas entidades del país. 

¿Cuáles son los factores que están influyendo en el incremento de casos?

En México se ha observado un recorte de recursos tanto a instituciones de salud pública como a colectivos especializados. Casi han desaparecido las campañas masivas de difusión y prevención. Los tratamientos preventivos como la PreP y la PeP han llegado tarde y el acceso a éstas todavía es escaso.

Y sobretodo, la estigmatización alrededor del VIH sigue siendo el principal obstáculo para la prevención, la detección, la atención e incluso para el acceso efectivo a derechos humanos.

“Por un lado, muchas estrategias de prevención que se impulsaban a nivel comunitario –desde asociaciones de la organización civil el materia de prevención y detección oportuna– desaparecieron o dejaron de recibir recursos al inicio de este sexenio con la promesa de que estas actividades se retomarían posteriormente, pero al final se recortaron recursos y ya no hubo ni quien lo hiciera, ni quien pagara por ello”, dijo Ricardo Baruch, especialista en salud pública, derechos sexuales y comunidad LGBT+, en entrevista con El Economista. 

Otro de los factores que explican el repunte de casos en países como México y otros de la región de América Latina es “el timing” entre prácticas sexuales acompañadas de métodos de prevención. “Se observó que incrementó el ‘no uso del condón’, lo que respondía a dinámicas que se daban en países como Estados Unidos y Canadá o Europa, pero la diferencia es que allá ya tenían PreP (Profilaxis pre Exposición), pero aquí la PreP llegó bastante tarde. Esto, sumado con la pandemia, obviamente la irrupción de servicios básicos de salud también provocó que hubieran menor detección y mayor transmisión”, agregó el especialista. 

La Covid-19 también influyó

La concentración de los servicios en la pandemia también pudo implicar que muchas personas que ya eran indetectables no recibieran el tratamiento y volvieran a ser detectables y, por lo tanto, pudieran transmitir el virus a otras personas. 

Otro de los factores a considerar fue la reconstrucción del mercado laboral derivada de la pandemia Covid-19, en medio de entradas, salidas y paros, el sector del trabajo enfrentó importantes cambios y éstos tuvieron una influencia importante en materia de prevención y atención a la salud sexual y reproductiva.

Si consideramos que una buena parte de quienes reciben tratamiento TAR, lo hacen a través del IMSS o Secretaría de Salud, cuando está persona queda desempleada, cambia de empleo o entra al mercado laboral tiene también que cambiar de un servicio a otro, y esto puede implicar que cambie su acceso a servicios de salud, el tipo de medicamentos o la temporaridad en que los recibe, comentó Ricardo Baruch. «Este es un proceso particularmente complejo para quienes ya tienen VIH, porque esta migración puede traducirse en quedarse sin medicamento”.

La PreP y la PeP, limitadas e insuficientes

La PreP y la PeP, la profilaxis previa a la exposición y la profilaxis posterior a la exposición al virus, que pueden reducir desde 80 hasta 99% el riesgo de contraerlo.

La PreP consiste en la toma diaria de medicamentos para personas que no han adquirido el virus mientras que la PeP es la toma de medicamentos durante las 72 horas después de una relación sexual que pueda ser considerada de riesgo.

Y aunque en México están disponibles ambas, el acceso a ellas todavía es muy limitado e insuficiente. «Desde que conocemos nuestro estado serológico, no lo hemos compartido en redes, pero sí con nuestros amigos y siempre estamos incentivándolos para que tomen PreP, se hagan sus pruebas constantemente y todo, pero lo difícil es que te den la PreP y todavía más la PeP, porque son sólo para «poblaciones vulnerables» y yo creo que debería ser para todos», dijeron Carlos y Fernando. 

Apenas durante el 2021 se introdujo la PreP en cinco ciudades del país para usuarios de los Capasits en los estados (Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual) y Clínica Condesa en Ciudad de México. Estos centros atienen sólo a la población NO afiliada en ningún tipo de institución pública o privada (IMSS, ISSSTE o seguros de gastos médicos mayores). 

Y aunque se están incluyendo más ciudades y estados en el programa de PreP, pero las clínicas están atoradas en la burocracia; «se supone que se tiene el medicamento, pero no se hay personal asignado para el proyecto del PreP», dijo Ricardo Baruch. 

«El IMSS, por su parte, también abrió su programa de PreP, sin embargo, tardó muchísimo en dejar claro en qué consistía, mucha gente iba a las clínicas y no tenían idea de nada, les daban medicamentos que no eran, étcetera. Y apenas hace unos meses comenzó a regularizarse; en teoría la PreP está disponible en todos los estados a través del IMSS, pero la realidad es que para llegar al punto en que te den la PreP el proceso es muy difícil», agregó.En el ISSSTE, de plano, no hay PreP. 

Por su parte, la PeP, profilaxis posterior a la exposición, está todavía en una situación más compleja para funcionar como un método de acceso universal a la prevención del VIH. 

«La PeP está todavía mucho más limitada, a pesar de que es un tratamiento que existe desde antes que la PreP. En muchos estados sólo se suministra a personas que han sido víctimas de violencia sexual y apenas el 2021 el IMSS la integró a su programa de regulación en materia de VIH. En teoría, cualquier persona afiliada al IMSS tendría el derecho de ir a urgencias para solicitarla, pero, otra vez, las reglas del juego y los procesos todavía no son claros. Hay estados que sí tienen PeP incluso donde se han caducado los medicamentos por políticas como ‘sólo vamos a darlo a mujeres que han sido víctimas de violación’, sin considerar que el riesgo es mayor para poblaciones clave que hayan tenido relaciones sin protección, aún así, muchas veces no se los dan», comento el especialista.

Entonces es una situación de: sí se quiere, pero hay descoordinación entre lo federal y lo estatal y unas instituciones y otras ha provocado que el inicio sea mucho más lento de lo que se esperaba.

CDMX no es todo el país 

«Una de las cosas que yo me he percatado es que desde aquí (la Ciudad de México) opinamos conforme lo que nosotros vivimos, como todo centralizado, pero nosotros que somos de Michoacán y tenemos amigos allá, sí sabemos que todo es diferente. Desde cómo se habla sobre el VIH y otras ETS, cómo te obstaculizan si quieres entrar a un tratamiento como PreP, y cómo te tratan cuando eres seropositivo y necesitas el tratamiento. Conocemos gente que prefiere viajar a la ciudad, porque tienen la posibilidad, porque de plano en sus ciudades no nhay cómo», comentan Carlos y Fernando. 

La Clínica Condesa, pionera en materia de difusión de información, prevención, tratamiento e incluso acompañamiento psicológico, tiene protocolos, personal y procesos mucho más amables y sensibles en comparación con sus equivalentes en el resto de las entidades. 

«La (Clínica) Condesa siempre ha sido muy responsable de realmente tomar en cuenta las realidades epidemiológicas, pero en muchos estados no, y todavía sigue habiendo mucha desinformación», agregó Ricardo Baruch.

Erradicar el estima ya

Aunque sí existe una combinación de factores que han influido en la situación de VIH en México y América Latina, «el tema siempre pendiente es justo el estigma-discriminación, en los últimos años ha habido mucho menos acciones relacionadas con esto, debido a que se han debilitado instituciones como Conapred y la CNDH, que son las que hacían campañas especializadas y masivas en materia de protección de los derechos humanos de las personas que viven con VIH. Y eso es algo que ya no está sucediendo. No es sólo una cuestión de salud, también de derechos humanos. Quedan muchos pendientes porque la discriminación es algo que vemos todos los días», concluyó Baruch. 

Aunque todavía se sigue trabajando multidisciplinariamente por encontrar las fórmulas para una vacuna, lo que ya se logró es encontrar métodos de prevención de alta eficacia, la tarea más importante y urgente sigue siendo desestigmatizar el virus, desestigmatizar a las personas que viven con él y poner todos los esfuerzos en materia de VIH como lo que son: un tema de salud pública. 

“Es chistoso porque hay veces que Fernando y yo nos olvidamos que somos seropositivos, aunque nos tomemos la pastilla todos los días, de repente nos encontramos teniendo una conversación casual sin preocuparnos por eso, viviendo como todos. Lo malo es que sabemos que si compartiéramos nuestro estado serológico con algunas personas a ellas sí que no se les olvidaría. Yo creo que ni el VIH nos hace tanto daño como la discriminación», concluyó Carlos.

En México, 4 de cada 10 personas dijeron que, aunque tuvieran la oportunidad, no rentarían su vivienda a una persona que vive con VIH, según la ENADIS. Así de grande sigue siendo el reto.En México se ha observado un recorte de recursos tanto a instituciones de salud pública como a colectivos especializados. Casi han desaparecido las campañas masivas de difusión y prevención. Los tratamientos preventivos como la PreP y la PeP han llegado tarde y todavía se encuentran limitadas.

“Yo creo que conocer la situación del VIH en México es complicado, primero, porque no hay pruebas gratuitas, no se incentiva la salud sexual y de quienes ya tienen un estado serológico positivo ni hay estadísticas. Yo por ejemplo, nunca me hice una prueba sino hasta que supe que tuve una relación de riesgo. Nunca supe sobre métodos de prevención como la PreP o la PeP y luego ya fue demasiado tarde. Yo sé que con el TAR (tratamiento antirretroviral) mi vida es normal, mucha gente piensa lo contrario pero me gusta pensar que un día dejaremos el estigma”, dijo Carlos T en entrevista con El Economista

Carlos –que pidió a esta casa editorial ocultar su apellido por temas de privacidad– recibió su diagnóstico positivo a finales del 2016 y recibe su tratamiento en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social). Desde entonces y hasta ahora ha experimentado un par de veces “o tal vez un poco más” retrasos o irregularidades en la recepción de los medicamentos. Carlos vive en la Ciudad de México junto con Fernando Z, quien también vive con VIH y se atiende en Clínica Condesa y califica como muy buena su experiencia con esta institución. 

Ambos son indetectables, lo que también quiere decir que su carga viral es intransmisible. “Nosotros lo sabemos, pero mucha gente no. Verás, sí vemos que hay muchos activistas y nos gustaría mucho hacer parte de eso, contar nuestras experiencias y que eso sirviera para prevenir en nuestros espacios, pero la verdad es que nos la pensamos mucho cuando se trata de compartir nuestro estado serológico, porque la gente como que ya no te ve igual, cambian contigo y es parte de la idea que todavía existe alrededor del virus.”, dijeron Carlos y Fernando. 

La OMS y la UNAIDS (el organismo de la ONU para VIH/SIDA) han detectado que los casos en América Latina incrementaron 21% del 2010 al 2019, lo que implicaría que cerca de 20,000 personas más fueron diagnosticadas con VIH en este lapso. Aunque las muertes relacionadas con el virus han disminuido significativamente, la pregunta que resta es: ¿Por qué las estrategias de prevención no han tenido impacto en la región?

Definitivamente la pandemia de Covid-19 significó una centralización importante de los esfuerzos y recursos en materia de salud pública, lo que en algunos países de América Latina dejó en rezago muchos otros servicios relacionados con la salud sexual y reproductiva. Los servicios de prevención, detección, atención y seguimiento de VIH.

Y, aunque no hay información pública suficiente, los datos disponibles muestran que desde que a inicios de la pandemia el nivel de diagnósticos cayó significativamente. En la Ciudad de México, la Clínica Condesa se mantuvo operando como actividad necesaria, lo cierto es que la realidad de la capital está lejana en muchas entidades del país. 

¿Cuáles son los factores que están influyendo en el incremento de casos?

En México se ha observado un recorte de recursos tanto a instituciones de salud pública como a colectivos especializados. Casi han desaparecido las campañas masivas de difusión y prevención. Los tratamientos preventivos como la PreP y la PeP han llegado tarde y el acceso a éstas todavía es escaso.

Y sobretodo, la estigmatización alrededor del VIH sigue siendo el principal obstáculo para la prevención, la detección, la atención e incluso para el acceso efectivo a derechos humanos.

“Por un lado, muchas estrategias de prevención que se impulsaban a nivel comunitario –desde asociaciones de la organización civil el materia de prevención y detección oportuna– desaparecieron o dejaron de recibir recursos al inicio de este sexenio con la promesa de que estas actividades se retomarían posteriormente, pero al final se recortaron recursos y ya no hubo ni quien lo hiciera, ni quien pagara por ello”, dijo Ricardo Baruch, especialista en salud pública, derechos sexuales y comunidad LGBT+, en entrevista con El Economista. 

Otro de los factores que explican el repunte de casos en países como México y otros de la región de América Latina es “el timing” entre prácticas sexuales acompañadas de métodos de prevención. “Se observó que incrementó el ‘no uso del condón’, lo que respondía a dinámicas que se daban en países como Estados Unidos y Canadá o Europa, pero la diferencia es que allá ya tenían PreP (Profilaxis pre Exposición), pero aquí la PreP llegó bastante tarde. Esto, sumado con la pandemia, obviamente la irrupción de servicios básicos de salud también provocó que hubieran menor detección y mayor transmisión”, agregó el especialista. 

La Covid-19 también influyó

La concentración de los servicios en la pandemia también pudo implicar que muchas personas que ya eran indetectables no recibieran el tratamiento y volvieran a ser detectables y, por lo tanto, pudieran transmitir el virus a otras personas. 

Otro de los factores a considerar fue la reconstrucción del mercado laboral derivada de la pandemia Covid-19, en medio de entradas, salidas y paros, el sector del trabajo enfrentó importantes cambios y éstos tuvieron una influencia importante en materia de prevención y atención a la salud sexual y reproductiva.

Si consideramos que una buena parte de quienes reciben tratamiento TAR, lo hacen a través del IMSS o Secretaría de Salud, cuando está persona queda desempleada, cambia de empleo o entra al mercado laboral tiene también que cambiar de un servicio a otro, y esto puede implicar que cambie su acceso a servicios de salud, el tipo de medicamentos o la temporaridad en que los recibe, comentó Ricardo Baruch. «Este es un proceso particularmente complejo para quienes ya tienen VIH, porque esta migración puede traducirse en quedarse sin medicamento”.

La PreP y la PeP, limitadas e insuficientes

La PreP y la PeP, la profilaxis previa a la exposición y la profilaxis posterior a la exposición al virus, que pueden reducir desde 80 hasta 99% el riesgo de contraerlo.

La PreP consiste en la toma diaria de medicamentos para personas que no han adquirido el virus mientras que la PeP es la toma de medicamentos durante las 72 horas después de una relación sexual que pueda ser considerada de riesgo.

Y aunque en México están disponibles ambas, el acceso a ellas todavía es muy limitado e insuficiente. «Desde que conocemos nuestro estado serológico, no lo hemos compartido en redes, pero sí con nuestros amigos y siempre estamos incentivándolos para que tomen PreP, se hagan sus pruebas constantemente y todo, pero lo difícil es que te den la PreP y todavía más la PeP, porque son sólo para «poblaciones vulnerables» y yo creo que debería ser para todos», dijeron Carlos y Fernando. 

Apenas durante el 2021 se introdujo la PreP en cinco ciudades del país para usuarios de los Capasits en los estados (Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual) y Clínica Condesa en Ciudad de México. Estos centros atienen sólo a la población NO afiliada en ningún tipo de institución pública o privada (IMSS, ISSSTE o seguros de gastos médicos mayores). 

Y aunque se están incluyendo más ciudades y estados en el programa de PreP, pero las clínicas están atoradas en la burocracia; «se supone que se tiene el medicamento, pero no se hay personal asignado para el proyecto del PreP», dijo Ricardo Baruch. 

«El IMSS, por su parte, también abrió su programa de PreP, sin embargo, tardó muchísimo en dejar claro en qué consistía, mucha gente iba a las clínicas y no tenían idea de nada, les daban medicamentos que no eran, étcetera. Y apenas hace unos meses comenzó a regularizarse; en teoría la PreP está disponible en todos los estados a través del IMSS, pero la realidad es que para llegar al punto en que te den la PreP el proceso es muy difícil», agregó.En el ISSSTE, de plano, no hay PreP. 

Por su parte, la PeP, profilaxis posterior a la exposición, está todavía en una situación más compleja para funcionar como un método de acceso universal a la prevención del VIH. 

«La PeP está todavía mucho más limitada, a pesar de que es un tratamiento que existe desde antes que la PreP. En muchos estados sólo se suministra a personas que han sido víctimas de violencia sexual y apenas el 2021 el IMSS la integró a su programa de regulación en materia de VIH. En teoría, cualquier persona afiliada al IMSS tendría el derecho de ir a urgencias para solicitarla, pero, otra vez, las reglas del juego y los procesos todavía no son claros. Hay estados que sí tienen PeP incluso donde se han caducado los medicamentos por políticas como ‘sólo vamos a darlo a mujeres que han sido víctimas de violación’, sin considerar que el riesgo es mayor para poblaciones clave que hayan tenido relaciones sin protección, aún así, muchas veces no se los dan», comento el especialista.

Entonces es una situación de: sí se quiere, pero hay descoordinación entre lo federal y lo estatal y unas instituciones y otras ha provocado que el inicio sea mucho más lento de lo que se esperaba.

CDMX no es todo el país 

«Una de las cosas que yo me he percatado es que desde aquí (la Ciudad de México) opinamos conforme lo que nosotros vivimos, como todo centralizado, pero nosotros que somos de Michoacán y tenemos amigos allá, sí sabemos que todo es diferente. Desde cómo se habla sobre el VIH y otras ETS, cómo te obstaculizan si quieres entrar a un tratamiento como PreP, y cómo te tratan cuando eres seropositivo y necesitas el tratamiento. Conocemos gente que prefiere viajar a la ciudad, porque tienen la posibilidad, porque de plano en sus ciudades no nhay cómo», comentan Carlos y Fernando. 

La Clínica Condesa, pionera en materia de difusión de información, prevención, tratamiento e incluso acompañamiento psicológico, tiene protocolos, personal y procesos mucho más amables y sensibles en comparación con sus equivalentes en el resto de las entidades. 

«La (Clínica) Condesa siempre ha sido muy responsable de realmente tomar en cuenta las realidades epidemiológicas, pero en muchos estados no, y todavía sigue habiendo mucha desinformación», agregó Ricardo Baruch.

Erradicar el estima ya

Aunque sí existe una combinación de factores que han influido en la situación de VIH en México y América Latina, «el tema siempre pendiente es justo el estigma-discriminación, en los últimos años ha habido mucho menos acciones relacionadas con esto, debido a que se han debilitado instituciones como Conapred y la CNDH, que son las que hacían campañas especializadas y masivas en materia de protección de los derechos humanos de las personas que viven con VIH. Y eso es algo que ya no está sucediendo. No es sólo una cuestión de salud, también de derechos humanos. Quedan muchos pendientes porque la discriminación es algo que vemos todos los días», concluyó Baruch. 

Aunque todavía se sigue trabajando multidisciplinariamente por encontrar las fórmulas para una vacuna, lo que ya se logró es encontrar métodos de prevención de alta eficacia, la tarea más importante y urgente sigue siendo desestigmatizar el virus, desestigmatizar a las personas que viven con él y poner todos los esfuerzos en materia de VIH como lo que son: un tema de salud pública. 

“Es chistoso porque hay veces que Fernando y yo nos olvidamos que somos seropositivos, aunque nos tomemos la pastilla todos los días, de repente nos encontramos teniendo una conversación casual sin preocuparnos por eso, viviendo como todos. Lo malo es que sabemos que si compartiéramos nuestro estado serológico con algunas personas a ellas sí que no se les olvidaría. Yo creo que ni el VIH nos hace tanto daño como la discriminación», concluyó Carlos.

En México, 4 de cada 10 personas dijeron que, aunque tuvieran la oportunidad, no rentarían su vivienda a una persona que vive con VIH, según la ENADIS. Así de grande sigue siendo el reto.

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Redacción La Tinta

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