En México y en muchas partes del mundo, el diagnóstico de cáncer en una mujer no solo implica una lucha médica y emocional, sino en numerosos casos, el inicio de una batalla adicional y silenciosa: la del abandono por parte de su pareja. Aunque este fenómeno no ha sido formalmente reconocido en las estadísticas de salud pública mexicanas, médicos, investigadoras y organizaciones civiles coinciden en que el abandono conyugal tras el diagnóstico de una enfermedad grave constituye una forma de violencia estructural, emocional y de género que sigue siendo ampliamente ignorada.
Una forma de violencia invisibilizada
Los casos son recurrentes y, aunque no se reflejan en reportes oficiales, se escuchan con frecuencia en salas de espera, consultas oncológicas y grupos de apoyo: mujeres que, al ser diagnosticadas con cáncer, son dejadas por sus parejas. Algunas enfrentan el tratamiento completamente solas, otras se quedan a cargo de hijos e hijas sin ayuda económica ni afectiva, y muchas más deben asumir además la carga emocional del rechazo, el estigma y la ruptura familiar en medio del proceso más duro de sus vidas.
Este patrón no solo tiene consecuencias psicológicas, sino que afecta directamente el pronóstico médico, la adherencia al tratamiento y la calidad de vida, al limitar los apoyos fundamentales para el cuidado en el hogar, el acompañamiento a citas médicas y la estabilidad emocional.
Lo que dice la evidencia internacional
Uno de los pocos estudios con respaldo científico sobre el tema fue realizado en 2009 por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Seattle y publicado en la revista Cancer de la American Cancer Society. El trabajo analizó a más de 500 parejas en las que uno de los integrantes había sido diagnosticado con una enfermedad grave como cáncer o esclerosis múltiple.
Los hallazgos fueron reveladores:
Cuando el hombre era el paciente, la tasa de divorcio o separación era de 3 %.
Cuando la paciente era mujer, la cifra ascendía a 21 %.
Es decir, las mujeres tenían seis veces más probabilidades de ser abandonadas por su pareja que los hombres.
Este hallazgo confirmó lo que muchos equipos médicos observaban de forma empírica: los hombres tienden a contar con mayor permanencia y apoyo por parte de sus esposas o parejas en contextos de enfermedad, mientras que muchas mujeres enfermas son dejadas solas, incluso en fases terminales.
¿Y en México?
En México no existen estudios poblacionales ni bases de datos públicas que registren el abandono conyugal en pacientes oncológicas. Sin embargo, médicas del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), del IMSS y del ISSSTE han reportado de forma constante que un porcentaje importante de mujeres con cáncer, especialmente de mama y cérvico-uterino, pierden el apoyo de sus parejas durante o después del diagnóstico.
En declaraciones a medios y foros especializados, especialistas en psicooncología han advertido que este abandono, aunque no documentado de forma sistemática, es frecuente y debe abordarse como una expresión de violencia de género.
Algunas estimaciones extraoficiales, basadas en observaciones clínicas y testimonios recolectados por organizaciones como la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer, mencionan tasas de abandono de entre 20 % y 30 % en mujeres con cáncer de mama. Estas cifras, sin embargo, varían según el contexto socioeconómico y cultural, y no están respaldadas por estudios de cohorte a gran escala.
El costo emocional y sanitario del abandono
Además del daño psicológico evidente, el abandono conyugal agrava los efectos físicos del cáncer. Las mujeres enfrentan mayor dificultad para asistir a citas médicas, continuar con tratamientos largos o invasivos, sostener el cuidado de sus hijas e hijos, e incluso cubrir los costos de medicamentos, transporte o alimentación especializada.
En muchos casos, el abandono se combina con el desempleo forzado que sufren las pacientes al verse incapacitadas para continuar trabajando, creando una cadena de vulnerabilidad, empobrecimiento y aislamiento.
Lo que piden las especialistas
Frente a esta realidad, especialistas en salud pública, oncología y derechos humanos coinciden en que el abandono conyugal en contextos de enfermedad grave debe ser:
Reconocido como una forma de violencia emocional y estructural de género.
Medido y documentado a nivel nacional, mediante encuestas de salud y registros clínicos.
Incluido en los protocolos de atención integral a pacientes oncológicos, con estrategias de contención psicosocial, apoyo legal y redes comunitarias de acompañamiento.
El problema no es exclusivo de México, pero la falta de datos, políticas públicas y marcos normativos lo convierten en una tragedia silenciosa. Como ocurre con otras formas de violencia de género, lo que no se nombra, no se atiende.