
El Lincolnshire Wildlife Park, ubicado en el este de Inglaterra, se vio obligado a separar a cinco loros grises africanos que habían desarrollado la costumbre de insultar a los visitantes del zoológico. Las aves, identificadas como Billy, Elsie, Eric, Jade y Tyson, fueron donadas por diferentes propietarios y, tras ser puestas en cuarentena juntas, comenzaron a proferir groserías al unísono, provocando risas entre el público y el personal del parque.
Steve Nichols, director ejecutivo del parque, explicó que, aunque están acostumbrados a que algunos loros digan malas palabras, nunca habían tenido cinco al mismo tiempo que se animaran mutuamente a insultar. “La mayoría de los loros se callan cuando están afuera, pero por alguna razón, estos cinco lo disfrutan”, comentó Nichols.
El problema se intensificó cuando las aves comenzaron a enseñarse mutuamente las palabrotas, creando un ambiente en el que uno insultaba y los demás reían, lo que incentivaba aún más este comportamiento. Preocupados por la posibilidad de que los loros enseñaran este lenguaje a otros 200 de su especie en el parque, y considerando la presencia de niños entre los visitantes, el personal decidió separar a las aves y colocarlas en diferentes áreas del zoológico para evitar que se “incitaran entre sí”.
A pesar de que muchos visitantes encontraron divertida la situación, el zoológico tomó medidas para preservar un ambiente apropiado para todas las edades. Nichols expresó su esperanza de que, al estar en contacto con otros loros que no utilizan lenguaje ofensivo, las aves aprendan comportamientos más adecuados.
Este incidente no es el primero relacionado con loros malhablados en el Lincolnshire Wildlife Park. En ocasiones anteriores, el parque ha recibido aves que, debido a su convivencia previa con humanos, han adoptado vocabularios inapropiados. El personal continúa trabajando para garantizar que todos los animales en el parque proporcionen una experiencia educativa y agradable para los visitantes.