La severa sequía que ha golpeado al estado de Oaxaca durante el último año ha dejado consecuencias alarmantes en el sector agrícola, particularmente en el cultivo de maíz grano, uno de los productos básicos más importantes para la economía y la seguridad alimentaria de la región. De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el 93% de las hectáreas sembradas se ha visto afectado por la falta de lluvias, lo que representa pérdidas millonarias para los productores locales y una amenaza para el abasto de este alimento esencial.

Impacto directo en las comunidades rurales

Las regiones más afectadas incluyen el Istmo de Tehuantepec, la Mixteca, los Valles Centrales y la Cuenca del Papaloapan, donde la sequía prolongada ha reducido drásticamente los rendimientos de las cosechas. Campesinos han reportado que, en algunos casos, no lograron obtener ni el 20% de lo que sembraron, mientras que otros simplemente perdieron toda su producción.

“Es devastador. Sembramos con la esperanza de alimentar a nuestras familias y ahora no tenemos nada. Ni siquiera hay maíz suficiente para guardar como semilla para la próxima temporada”, expresó Juan López, productor de la región mixteca.

La falta de lluvias también ha provocado que los pozos y cuerpos de agua se encuentren en niveles críticamente bajos, complicando aún más la siembra y el riego de los cultivos.

Repercusiones económicas y sociales

El impacto de la sequía no solo afecta a los productores, sino también a las comunidades que dependen del maíz como base de su alimentación y economía. La escasez del grano ha generado un aumento en los precios, tanto para los consumidores locales como en los mercados estatales.

Organizaciones agrícolas estiman que más de 150,000 familias se encuentran en riesgo de inseguridad alimentaria debido a la pérdida de las cosechas y la falta de alternativas económicas viables. Además, advierten que la crisis podría provocar migración hacia otros estados o incluso hacia el extranjero, en busca de oportunidades.

Respuesta gubernamental y apoyo insuficiente

Ante la emergencia, el gobierno estatal ha anunciado la implementación de un programa de apoyo para los agricultores afectados, que incluye la entrega de paquetes alimentarios y semillas para la próxima temporada de siembra. Sin embargo, líderes campesinos aseguran que estas medidas son insuficientes frente a la magnitud del problema.

“Necesitamos un plan integral que incluya sistemas de riego, acceso a créditos blandos y asesoría técnica para adaptarnos al cambio climático. La sequía no es un fenómeno pasajero, es una realidad con la que tendremos que convivir”, afirmó Rosa Méndez, representante de una cooperativa agrícola en el Istmo.

Llamado a la acción

Especialistas en medio ambiente han señalado que la crisis es un recordatorio urgente de la necesidad de implementar políticas públicas para enfrentar los efectos del cambio climático. Proponen invertir en tecnologías de captación de agua de lluvia, diversificar los cultivos resistentes a la sequía y garantizar el acceso a financiamiento para los pequeños productores.

Mientras tanto, las comunidades afectadas enfrentan un futuro incierto. “Somos gente de maíz, nuestra vida gira en torno a este cultivo. Ver nuestras tierras secas nos llena de tristeza, pero también de coraje para seguir luchando”, concluyó Juan López.