Oaxaca se ha convertido en un punto atractivo para extranjeros que si bien han generado mejoras en servicios básicos, también ha provocado el aumento de precios para vivienda y alimentos afectado a la población local y comunidades de menores recursos económicos.

El fenómeno de la gentrificación ha llegado a tal grado que el pasado 29 de julio, el diputado del Partido del Trabajo (PT), Noé Doroteo Castillejos, envió al Congreso de Oaxaca la iniciativa de Ley para la Prevención de la gentrificación y protección de las comunidades locales en el estado.

El diputado considera que el monitoreo y la evaluación continua son de suma importancia para evitar la gentrificación, por lo que propone una recolección de datos y realización de estudios periódicos sobre la composición demográfica y económica de las ciudades.

En la iniciativa de Ley, el diputado menciona las zonas del Centro Histórico de Oaxaca, Xochimilco y Jalatlaco, como ejemplo de la transformación provocada por la gentrificación y asegura que las normativas vigentes no han logrado dar solución a los problemas específicos, que son:

“Gringo, go home”

La gentrificación en Oaxaca ha provocado el aumento en los servicios básicos de las localidades, lo que ha generado el desplazamiento de la gente oriunda y la escasez de servicios como el agua, provocando el descontento de la población, que se ha manifestado para exigir la garantía de sus derechos.

Las paredes son una muestra del sentir de la sociedad sobre la gentrificación que crece cada día en la ciudad capital.

El Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca ha sido testigo de manifestaciones contra la gentrificación: las paredes de la ciudad tienen pintas con las frases “Gringo, go home”, “Migrante sí, gringos no”, “Pinches gringos, encarecen la vida en Oaxaca”, por mencionar algunas.

Las frases se han vuelto virales a través de fotografías que han circulado en las redes sociales, mismas que cobraron fuerza con la protesta del 27 de enero del presente año, donde seis activistas y defensores de los derechos humanos fueron detenidos por las autoridades locales.

Fueron liberados debido a la presión social, sin embargo, ese episodio enardeció el descontento de la población luego de que el gobernador señalará a la marcha como un movimiento de racismo y no ofreciera soluciones, motivo por el que las pintas de protesta permanecen en las paredes oaxaqueñas.