Mujeres del café: productoras de Talea de Castro buscan preservar granos de Oaxaca

Mujeres zapotecas honran la memoria de sus madres y abuelas con el cultivo de café en la Sierra Norte; herencia familiar y lucha por la preservación del grano criollo son su motivación

Por Juana García

Talea de Castro.-  Doña Herminia Santiago trabaja arduamente junto a su hija Erika en los cafetales heredados por sus abuelos. Como ellas, otra decena de mujeres zapotecas de Talea de Castro, comunidad de la región de la Sierra Norte de Oaxaca, hacen lo mismo para abastecer durante todo el año al mercado local de café, principalmente del criollo.

Todos los días, al despertar, doña Herminia Santiago pone café bien cargado con piloncillo. Cuenta que cultiva el grano para honrar la memoria de su madre, sus abuelas y abuelos; además porque le gusta mucho y así no gasta en comprarlo.

Tiene cerca de 20 años que regresó a Talea de Castro, una comunidad zapoteca enclavada en la zona también llamada Sierra Juárez, que fue donde creció, pero que tuvo que abandonar en su adolescencia para emigrar a la Ciudad de México en busca de un salario remunerado y oportunidades para apoyar a sus hermanos y a sus padres.

Cuando regresó a su comunidad fue para continuar con el cuidado de los cafetales. Narra que, aunque no gana mucho, sobrevive de los granos de café y recuerda que desde siempre su familia se ha dedicado a la siembra y cosecha del café nativo. 

“Desde muy chica me fui a trabajar. Allá hice mi vida, pero siempre dije que cuando mis hijos crecieran, regresaría a los cafetales. No me iba a quedar en la Ciudad de México porque yo no salí por gusto, sino por necesidad de ayudarle a mis papás”, narra en medio de los granos de café extendidos sobre un petate en el patio de su casa.

“Me vine para quedarme, me gusta mucho cortar, sembrar el café porque desde chamaca lo hacía, me gusta ver a mis plantas crecer”, agrega.

La mujer está convencida que el trabajo del campo no es de menos valor, pues implica dedicarle tiempo, dinero y, sobre todo, cuidados específicos para que las plantas den buenos frutos. Las pocas ganancias que se obtienen de la comercialización se vuelven a invertir en la mano de obra y el resto es para los gastos del día, explican las familias que se dedican a la caficultura.

Herminia añade que las plantas de café se siembran en los meses de junio y julio, cuando llegan las lluvias, para que puedan crecer y comienzan a dar frutos después de tres años. Cuando empieza este proceso, durante el primer año dan pocos granos. El corte del fruto comienza en el mes de enero y dura tres meses, “son tres veces el corte en cada planta”, puntualiza. 

 

«Café criollo, de los mejores»

A diferencia de otras comunidades, las mujeres de Talea de Castro cultivan principalmente el café criollo o nativo, por lo que el grano que se da en medio de sus montañas ha preservado la esencia del que cultivaban sus abuelos y ancestros. 

“Cuando yo tenía 10 años, mi padre sembró los cafetales, es decir, llevan más de 50 años ahí. Claro, se le da mantenimiento cada temporada. Es importante conservar este café porque es parte de la memoria de mis padres, yo todavía aguanto a trabajar en el café”, dice Herminia entre risas.

Erika Santiago, hija de Herminia, señala con seguridad que el café criollo es de los mejores granos, no sólo en el sabor, sino que son más resistentes a las plagas. “Este café es parte de nuestra historia, de mi mamá, de las abuelas y las antepasadas”.

También se unieron otras caficultoras a Herminia y Erika para abastecer el mercado que han fortalecido después de varios años. “Somos también una red de mujeres, que abastece a consumidores de allá afuera, pero también para ayudarnos, sobre todo en la economía de las propias productoras”, explica. 

Librada es una de las mujeres productoras de la red y se ha abierto paso, a pesar de que tienen una hija con discapacidad. “Creemos que a veces es necesario una red para apoyarnos entre mujeres”, confía.

El proceso para degustar una taza de café es largo y complejo, cuentan las mujeres de Talea de Castro. Después del corte de los granos, se despulpan y se les deja en reposo una noche para que fermenten. Al otro día se lavan los granos, enseguida se tienden al sol durante tres días, hasta que queden bien secos.

Lee la nota completa en: El Universal Oaxaca

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Redacción: Juana García | El Universal Oaxaca

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Mujeres del café: productoras de Talea de Castro buscan preservar granos de Oaxaca

Uno de los casos más alarmantes es el de dos menores de edad cuyas investigaciones apuntan a su padre como el presunto culpable.

En la primera semana de enero de 2023 se han reportado cinco feminicidios, dos de las víctimas fueron Naomi y Carina de tres y siete años, por la gravedad de las quemaduras del incendio que consumió su casa, en el municipio de Matías Romero, en el Istmo de Tehuantepec, presuntamente provocado por su padre. 

Este domingo, el cuerpo de una mujer fue localizado envuelto en una sábana, a un costado, en el tramo Santiago Suchilquitongo- San Pablo Huitzo, en la carretera federal 190 Oaxaca-México. 

Al lugar arribaron elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones, así como un equipo de peritos especializado quienes iniciaron las investigaciones bajo el protocolo de feminicio. 

Por otra parte, el cinco de enero se reportó el caso de Irma G.G., en el municipio de Huautla de Jiménez, en la región de la Cañada. De acuerdo con testigos habría sido golpeada y atacada con un machete, cuando se dirigía al molino. 

El cuerpo sin vida de la  mujer adulta mayor fue encontrado en la localidad de El Encinal;  tras la recuperación de testimonios de testigos agentes de investigación lograron darle cumplimiento a la orden de aprehensión en contra de Reynalda G.G., y Julio de los mismos apellidos, como presuntos responsables del delito de feminicidio en contra de su hermana. 

Ese mismo día, la muerte de una mujer joven en el municipio de Loma Bonita, en el Istmo, se sumó a los casos de feminicidio reportados en la entidad oaxaqueña. La chica fue ultimada a golpes y puñaladas, además presentaba huellas de agresión sexual. 

A la lastimosa lista se suma la muerte de dos niñas por quemaduras, víctimas del incendio de su vivienda ocurrido la madrugada del tres de enero, atribuido al padre de las menores. 

Las menores fallecieron el seis de enero a consecuencias de las quemaduras.  En el aparente accidente resultaron con quemaduras la esposa y la madre del probablemente autor material del delito, un sujeto de 38 años, dedicado a amenizar fiestas infantiles, como payaso, quien también presenta quemaduras de tercer grado.   

La Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) inició la carpeta de investigación por el delito de tentativa de feminicidio en contra del masculino.  

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