Ganar una medalla en una Olimpiada de Matemáticas es un logro significativo, los jóvenes poblanos que representaron a México y respaldados por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) en Singapur demostraron que también pueden estar al nivel de cualquier otro país logrando obtener varias preseas.

No solo el reconocimiento académico es parte del premio, los jóvenes también reconocen que viajar a Singapur fue otro logro, pues fue su primera experiencia al viajar al extranjero, gracias a esto entendieron el trabajo en equipo, pues trabajar bajo presión junto a otros adolescentes les enseño a dar lo mejor de sí mismos y demostrar las capacidades de cada uno de ellos, aunque el idioma no es el mismo, el lenguaje universal de las matemáticas les permitió comunicarse y colaborar eficazmente.

Este es el balance que hacen Tonathiu, José Eduardo, Nephtali Jonadab, José Luis y Luz Estrella, los jóvenes poblanos que representaron a la BUAP en las Olimpiadas de Matemáticas en Singapur. Ninguno había viajado previamente fuera de México. Describen como abrumador llegar a un país tan distinto. Lo más difícil fue el calor y la comida, dicen sin dudarlo, ya que los platillos no se parecían a nada que hubieran probado antes.

Fueron 14 horas de viaje a Turquía, donde transbordaron para volar otras 10 horas a su destino final. Es un mundo completamente distinto, muy limpio y funcional, con tecnología de punta en todas partes, relatan los estudiantes de la BUAP en entrevista con La Silla Rota.

Arribaron cuatro días antes de la competencia para aclimatarse. Por los nervios, fue imposible cumplir con el consejo de sus profesores: dormir temprano el día anterior a la prueba.

El evento se dividió en tres: la Olimpiada individual, y dos competencias por equipos, Math Warriors (por equipos) y Mind Sports, donde participaron más de 2 mil jóvenes a lo largo de tres días.

Los equipos se integraban por cinco jóvenes de distintos países que tenían poco menos de 20 minutos para conocerse. Nephtali pone como ejemplo que le tocó integrarse con estudiantes de Malasia, Uzbekistán, Taiwán e Indonesia, por lo que tenía que usar el inglés para comunicarse.

Les preocupaban los rivales de países líderes en las matemáticas, como Japón y China, pero no se dejaron amedrentar. Confiaban en la preparación que les dieron sus profesores en México, en particular Felipe Olvera y Rebeca Antonio, quienes integran un comité en la preparatoria Emiliano Zapata que prepara a los jóvenes para competir en certámenes nacionales. Aun así, en esta ocasión enfrentaban un formato desconocido.