La Casa del Dragón continúa su temporada en Max permitiéndonos asistir a la lucha interna de esta casa por la conquista del Trono de Hierro. No hay duda de que HBO piensa exprimir la gallina de los huevos de oro mientras el público siga interesado por las historias de Poniente, mientras George R.R. Martin sigue tomándose su tiempo con Vientos de Invierno, el sexto libro de Canción de Hielo y Fuego. Y, sin embargo, por mucho que la audiencia esté interesada, no hay ni se espera un videojuego basado en la franquicia. ¿Cómo es posible? La respuesta a no es fácil. No hay duda de que si tienes una licencia tan jugosa como la del universo de Canción de Hielo y Fuego puedes conseguir la atención mediática necesaria, pero también aceptas cumplir con una serie de «normas» que no se adaptan tan bien a nuestro medio, y por lo que es tan difícil traer esta licencia a los videojuegos.

Lo hemos visto con los juegos que han salido desde que comenzó Juego de Tronos, la serie original. Muchos de ellos han sido para móviles, mientras que los que más nos tocan de cerca han tenido un recibimiento muy frío. Juego de Tronos, la obra de Cyanide, por ejemplo, fue un burdo intento de hacer un RPG apresurado y sin mucha finura y carisma.

¿Es posible una historia como La Casa del Dragón en formato videojuego?

Ese es uno de los problemas: Juego de Tronos no te lo pone fácil. No es un universo como el de la saga de Geralt de Rivia, que partía de una base sólida para el videojuego: un lugar de fantasía poblado por monstruos y con un concepto de magia muy amplio. Esto permitió a CD Projekt RED especialmente con The Witcher III tener el mejor lienzo en blanco, ya que podían poblar todas las zonas de monstruos, suministrar hechizos (señales) y pociones alquímicas a Geralt mientras que otros personajes mágicos se utilizaban como potenciales tramas narrativas. No cayeron en la tentación de darle al brujo un repertorio de hechizos que rompiera la construcción de su mundo y que pareciera más un mago que un brujo.

En el universo de Canción de Hielo y Fuego, en cambio, no hace más que ponerte la zancadilla para hacer un RPG. No puedes poblar el mundo de monstruos porque no los hay. La magia es escasa, crepuscular y apenas la comprenden los personajes. Y si quieres optar al menos por utilizar a los caminantes blancos, los gigantes, y los pueblos salvajes del norte, tienes que hacer todo un mundo helado, sin variedad de biomas, para retratar cómo es la zona más allá del muro. Pero, incluso aunque la serie nos ha dejado con algunas secuencias de batallas y de acción muy espectaculares, el fondo de La Casa del Dragón que puedes ver actualmente en HBO Max es el mismo que el de la serie original: es una historia de personajes, donde las batallas son más dialécticas y casi todas las escenas corresponden a personajes hablando con otros, tratando de convencerlos, engañarlos o que se unan a su causa.

CONSEGUIR UNA LICENCIA DE JUEGO DE TRONOS SIGNIFICA MUCHO DINERO Y QUERER RENTABILIZAR LA INVERSIÓN CON UN GRAN ALCANCE

Juegos así han existido siempre. Game of Thrones: A Telltale Game Series ya utilizó su fórmula aventurera para crear una trama de conspiraciones políticas y familiares. Es sin duda una forma de ver el mundo que se ajusta más a una serie de libros y capítulos donde lo que abunda es el diálogo y el tratamiento psicológico de los personajes. Lo que pasa es que llegó en un mal momento, cuando Telltale se había convertido un poco en una factoría de sacar juegos demasiado similares, menos inspirados narrativamente y sin invertir mucho en mejorar mecánicas y motor gráfico, lo que le llevó a tener problemas financieros e incluso cerrar, para luego tratar de resurgir con ese futuro Wolf Among Us 2.

Pero, ¿cuál es el problema de hacer un juego de aventura? Que no venden tanto como los juegos de acción. Conseguir una licencia de Juego de Tronos o La Casa del Dragón significa gastarse mucho dinero y querer rentabilizar la inversión con un gran alcance. Y un juego similar a una aventura gráfica, por ejemplo, no conseguiría tener el interés del público general. La licencia también se amoldaría genial al género de la estrategia: Un RTS en el que mover nuestros ejércitos a gran escala sería interesante, como hizo Crusader Kings. Ya hay mucha gente que se ha dado cuenta de que sus partidas y las consecuencias tan brutales que se pueden dar parecen un capítulo de Juego de Tronos o La Casa del Dragón.