Especialistas de la Comisión Nacional del Agua
(Conagua) y de la Coordinación Estatal de Protección
Civil (CEPCO) advirtieron sobre el aumento del fenómeno de sequía y sequía extrema que actualmente afecta al territorio estatal, lo que en próximos meses podría traducirse en que en algunos puntos de la entidad se registre sequía excepcional, la última fase y más dañina del fenómeno.
Los meteorólogos Julio Salazar Farfán y Cutberto Ruiz Jarquín sostuvieron, en entrevistas por separado, que las afectaciones provocadas por la ausencia de lluvia podrían ser más intensas que la sequía que en 2017 golpeó a la región del Istmo de Tehuantepec y provocó declaratorias de emergencia.
En la actualidad, Oaxaca es afectado por sequía extrema en las regiones de la Sierra Sur, Costa, Mixteca, Valles Centrales y el Istmo de Tehuantepec y tiene más de 250 municipalidades con sequía severa y sequía moderada.
Ambos expertos explicaron que la ausencia de lluvia es provocada por el fenómeno de El Niño por lo que la severidad de la sequía dependerá directamente de cuánto se intensifique o disminuya aquel fenómeno climático.
«Estamos esperando que continúen incrementándose las zonas con algún grado de sequía, sobre todo en las zonas donde actualmente ya se presenta, como es el occidente del estado; centro y sur de la región de la Mixteca, occidente de la Sierra Sur y zona costera», explicó Salazar Farfán, consultado al respecto.
El especialista refirió que en comparación con 2017, cuando le tapa más compleja de la sequía se suscitó entre los meses de abril y mayo previo a la temporada de lluvia, en 2023 se está llegando a la etapa de estiaje con sequía extrema en 132 municipalidades, lo que hace preveer un panorama más grave.
«En este 2023 estamos entrando en una etapa de estiaje y esto podría agravar aún más la situación en esas zonas», agregó Salazar.
«El escenario no es muy bueno, esperando que viene un periodo de estiaje, periodo de sequía, periodo de baja lluvia, de aquí hasta el próximo año y que abarca toda la temporada invernal», comentó, por su parte, Cutberto Ruiz Jarquín.
«En ocasiones, las heladas tuestan el pasto y, desde luego, vienen los vientos fuertes y las altas temperaturas de marzo y abril, y vienen los incendios forestales que tienen una relación directa con el grado de sequía», añadió.
Consultado sobre si el 2023 y 2024 podrían ser años con más afectaciones por sequía que en 2017, Ruiz, al igual que Salazar, respondió afirmativamente.
«Sí, yo siento que sí porque ha habido una mayor demanda del agua, ha habido un crecimiento exponencial, ha habido, desde luego, un crecimiento de la población, mayores unidades habitacionales y para el caso de la agricultura, no hemos evolucionado a sistemas de riego más eficientes», lamentó.
El especialista refirió que existen tres tipos de sequía, la sequía hidrometeorológica (falta de lluvia), sequía hídrica (disminución de mantos freáticos) y sequía social (que repercute en el desarrollo de la población) y, en la actualidad, los tres tipos están vinculados con
Oaxaca.
En el caso de la agricultura, refirió que la presa de Yosocuta, en la región de la Mixteca, no alcanzó a llenarse durante la actual temporada de lluvia, lo que podría provocar conflictos para abastecer a distintos distritos, como es el caso de Huajuapan de León.
En el caso de la presa «Benito Juárez» de Jalapa del
Marqués, en la región del Istmo, apuntó que su capacidad puede garantizar abasto para la temporada agrícola otoño-invierno y llegar hasta la Primavera, aunque si llega a esta última temporada con 30 o 40 por ciento de su capacidad, podría haber afectaciones por insuficiencia.
Sobre las lluvias que se esperan durante la temporada invernal, provocadas por los frentes fríos, los especialistas de Conagua y CEPCO refirieron que éstas caerán principalmente en la región de la Cuenca del
Papaloapan, una de las áreas menos afectadas por la sequía, por lo que influirán poco en la mejora de las zonas dañadas.