El flujo de venezolanos que intentan llegar a Estados Unidos, vía México, se ha multiplicado en 2023.
En el primer trimestre del año fueron detenidos en el País casi 20 mil migrantes procedentes de Venezuela, el cuádruple que en el mismo periodo de 2022.
Los venezolanos, de hecho, ocuparon el primer lugar en los «eventos de personas en situación migratoria irregular», nuevo concepto oficial para referirse a los extranjeros detenidos.
La oleada está marcada por las expectativas generadas respecto al fin de la aplicación del Título 42 de EU, y pese a las reiteradas advertencias de las autoridades de ese país sobre las consecuencias de no usar la ruta «legal».
Entre enero y marzo de 2023, de acuerdo con cifras del Servicio Nacional de Migración de Panamá, poco más de 30 mil venezolanos ingresaron a ese país procedentes de Colombia, por la selva del Darién, para dirigirse a EU.
El flujo de venezolanos se había ralentizado en el último trimestre de 2022, luego de que EU anunciara, el 12 de octubre, un nuevo procedimiento de admisión para personas de ese país, que estableció un cupo mediante el cumplimiento de diversas condiciones, como viajar vía aérea, previa autorización, y contar con alguien que brinde soporte económico.
No obstante, a inicios de este año hubo un repunte.
En México, el número total de migrantes detenidos se incrementó 42 por ciento en el primer trimestre, respecto al mismo periodo de 2022.
Según datos de la Unidad de Política Migratoria, de Gobernación, se registraron 111 mil 505 detenciones entre enero y marzo de 2023, por 78 mil 439 en el primer trimestre del año previo.
Y subió la proporción de migrantes de Sudamérica detenidos, destacando Venezuela, con 19 mil 944, seguido por Ecuador, con 14 mil 883.
En este contexto, Ciudad Juárez se ha convertido en una pequeña Venezuela.
En albergues, casas, hoteles, fincas abandonadas, casas de campaña o a la intemperie, los venezolanos esperan para ingresar a EU.
«Se ha ido bastante gente, pero sí hay días que hay más de 500 personas acá, es bastante, pero unos llegan y otros se van y así va», comenta el venezolano Ángel Pabón, mientras colabora barriendo en un campamento.
Plan insuficiente
María Inés Barrios, coordinadora de la Maestría en Migración Internacional de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), señala que el programa de admisión adoptado por EU funciona en todo caso sólo para quienes no han salido todavía de Venezuela.
Aunque se presentó como un programa que obedecía a razones humanitarias, considera, representó en realidad un mecanismo de contención del flujo de venezolanos.
Los criterios de elegibilidad, remarca, lo convirtieron en inaccesible para la mayoría de los migrantes en tránsito.
«Por ejemplo, el formato de patrocinio económico, es decir que tenían que tener una persona que los respaldara economicamente en EU», apunta en entrevista.
«Pero además de ese criterio, había otros nueve, que si uno analiza se daba cuenta que los migrantes que estaban transitando por México y estaban llegando a la frontera norte no los cumplían.
De hecho, ejemplifica, a la gran mayoría de quienes salen de Venezuela les resulta cada vez más difícil contar con un pasaporte vigente y válido, que es uno de los criterios establecidos por EU.
«Desde ahí veíamos que, más que un programa de beneficio público o por razones humanitarias para atender este flujo migratorio venezolano, Estados Unidos lo que estaba hacierndo era establecer un mecanismo de contención para que la migración venezolana se quedara en la frontera norte de México», indica.
Y como resultado, advierte, se ha registrado un incremento significativo en el número de venezolanos que permanecen en las ciudades fronterizas mexicanas, en procesos de esperas prolongadas y en condiciones de alta vulnerabilidad.
Hace tres años, comenta, los venezolanos permanecían en promedio menos de dos semanas en las ciudades fronterizas, y ahora llevan ya tres o cuatro meses.
«Otro aspecto que vemos, sobre todo en Juárez, es que la migración venezolana se encuentra en los espacios de atención, como los albergues, y muchos de ellos ya se encuentran en situación de calle.
Uno lo puede ver en los cruceros, donde están pidiendo dinero, vendiendo dulces, limpiando parabrisas», advierte.
«E incluso eso ha dado pie a la realización de redadas por parte de las autoridades locales. Y en los medios de comunicación locales ya vemos que hay una estigmatización de la población venezolana. Es una situación que ya está impactando en la cohesión social de las ciudades fronterizas».
Barrios remarca que el fin de la aplicación del Título 42 no implica que vaya a mejorar la situación.
«Los migrantes tienen la expectativa de ‘se elimina el Título 42, ahora vamos a poder entrar e iniciar el proceso de solicitud de asilo’. La realidad es otra. Va a haber mayores restricciones», indica.
Reciben jubilados venezolanos 970 pesos… ¡al mes!
Pese a que el Gobierno de Nicolás Maduroanunció recientemente un ajuste al llamado «bono contra guerra económica», los jubilados del poder público en Venezuela intentan sobrevivir con 54 dólares mensuales, aproximadamente 970 pesos mexicanos.
Los pensionados, a su vez, reciben 25 dólares, unos 449 pesos, al tipo de cambio de 17.96 pesos por dólar.
Un aumento del bono que el Gobierno comenzó a dar a inicios de año fue calificado como una burla por grupos de la sociedad civil.
Destacaron que el salario mínimo mensual no ha subido y se sitúa en 5.25 dólares, 95 pesos, mientras que la canasta de alimentos se encuentra en casi 400 dólares mensuales, unos 7 mil 185 pesos.
Hay 5 millones 300 mil jubilados o pensionados, 17 por ciento de la población.
Con información de: Víctor Osorio y Pedro Sánchez Briones para “Reforma”.