Barbie nació siendo un estereotipo y así se mantuvo durante décadas: una muñeca que representaba a una mujer alta, delgada, rubia y siempre entaconada, alejada de la realidad de la mayoría, aunque quizás, algo más común en los 60.
El mundo siempre ha sido diverso en la realidad, pero no así en la televisión, los dibujos animados o los juguetes. La expansión de la onda inclusiva ha obligado a las marcas a comenzar a plasmar realidades que por largo tiempo fueron marginadas.
Este martes, Mattel puso a la venta su primera Barbie con Síndrome de Down. Forma parte de la línea Barbie Fashionistas, que incluye muñecas de menos estatura, con más peso, sin cabello, con rasgos de etnias diversas, en silla de ruedas, con vitíligo, piernas prostéticas o aparatos para escuchar.
Las palmas de sus manos tienen una sola línea, característica asociada con personas con Síndrome de Down.
La Barbie tiene aparatos ortopédicos en los tobillos, pues algunos niños con el padecimiento los necesitan, un vestido amarillo con azul y con estampado de mariposas, símbolos de la concienciación sobre esta condición, y usa un collar con tres líneas hacia arriba, que representan la copia extra del cromosoma 21, que es el material genético que causa las características asociadas al síndrome.
“Nuestra meta es que todos los niños se vean representados en Barbie, y también animar a los demás a jugar con muñecas que no lucen como ellos, dijo a CNN Lisa McKnight, vicepresidenta ejecutiva de Mattel.
La Barbie de Mattel con Síndrome de Down ya es una realidad