Oviedo, España.– La Policía Local de Oviedo rescató esta semana a tres menores —dos gemelos de 8 años y un niño de 10— que vivían en condiciones de insalubridad extrema y aislamiento en una vivienda que ahora los medios han bautizado como “la casa del terror”. Los padres, un hombre alemán de 53 años y una mujer de 48 con doble nacionalidad alemana y estadounidense, fueron detenidos y se encuentran en prisión provisional sin derecho a fianza.

El caso salió a la luz gracias a la denuncia de una vecina que reportó ruidos extraños, dibujos en las ventanas y señales de presencia infantil en una casa que parecía deshabitada. Al ingresar al domicilio, los agentes encontraron a los niños durmiendo en cunas pequeñas, pese a su edad, y usando pañales. La vivienda, alquilada por la pareja en 2021, estaba repleta de basura, excrementos, comida en descomposición y una inusual cantidad de medicamentos.

Los menores no estaban escolarizados, no habían recibido atención médica reciente y mostraban claros signos de abandono y aislamiento social. Según fuentes policiales, los niños apenas hablaban y no sabían leer ni escribir. Las paredes del hogar estaban cubiertas con dibujos perturbadores de calaveras, candados y figuras monstruosas, lo que reforzó la impresión de que vivían bajo un ambiente hostil y controlado.

La Fiscalía de Menores y los servicios sociales del Principado de Asturias asumieron la tutela de los menores, quienes ya han sido trasladados a un centro de protección donde reciben atención médica, psicológica y educativa. “Es un caso extremadamente grave. Se trata de una situación de confinamiento infantil de largo plazo, comparable a los peores casos de negligencia en Europa”, señaló el comisario jefe de la Policía Local, Javier Lozano.

Hasta el momento, los detenidos no han colaborado con las autoridades ni han ofrecido explicación lógica sobre su conducta. Se les imputan delitos de abandono de menores, maltrato infantil y detención ilegal. El juez a cargo del caso decretó prisión provisional por el alto riesgo de fuga y la gravedad de los hechos.

La comunidad ovetense se encuentra consternada. Vecinos y activistas exigen que se refuercen los mecanismos de detección de casos similares. Mientras tanto, la investigación continúa para esclarecer si hubo más personas involucradas y si existieron episodios anteriores de violencia o negligencia en otros países.

Este caso ha abierto un debate nacional sobre la necesidad de mayor vigilancia en viviendas aisladas y sobre el papel que juegan las denuncias ciudadanas para prevenir tragedias silenciosas como la vivida por estos tres niños.