
Autoridades alertan sobre el repunte de incendios durante marzo y abril, atribuido a las altas temperaturas, fuertes vientos y actividades humanas no reguladas.
Oaxaca de Juárez, Oax. — Entre el 1 de enero y el 14 de abril de 2025, el estado de Oaxaca ha registrado un total de 79 incendios forestales, con una afectación estimada de 8 mil 500 hectáreas de ecosistemas naturales, de acuerdo con la titular de la Comisión Estatal Forestal (Coesfo), Magdalena María Coello Castillo.
La funcionaria explicó que, si bien la cifra es inferior a la registrada en el mismo periodo del año anterior —cuando se contabilizaron 101 incendios y una superficie afectada de más de 25 mil hectáreas—, el incremento exponencial observado durante los meses de marzo y abril de este año es motivo de preocupación.
“En enero sólo se reportaron cuatro incendios y 10 en febrero; sin embargo, en marzo subimos a 34 y en los primeros 14 días de abril ya contabilizamos 31 siniestros”, indicó Coello Castillo.
Este incremento, explicó, está estrechamente relacionado con fenómenos climáticos como las ondas de calor, la intensificación de los frentes fríos y los fuertes vientos, factores que crean condiciones propicias para la propagación del fuego. Sin embargo, añadió que la mayoría de estos incendios han sido provocados por actividades humanas, como quemas agrícolas mal controladas, fogatas, colillas de cigarro mal apagadas y quema de basura en zonas rurales.
Las regiones más afectadas han sido la Mixteca, Sierra Sur y Valles Centrales, donde brigadas de la Coesfo, Protección Civil y comunidades locales trabajan a marchas forzadas para contener los siniestros. Pese a estos esfuerzos, las condiciones del terreno y del clima complican las labores de control, y muchas veces se requiere la participación de voluntarios y autoridades municipales.
Coello Castillo hizo un llamado urgente a la ciudadanía para evitar el uso del fuego en actividades al aire libre y reportar cualquier conato de incendio. “Estamos en temporada crítica, y necesitamos de la responsabilidad colectiva para prevenir más daños al medio ambiente, proteger la biodiversidad y, sobre todo, garantizar la seguridad de las comunidades”.
Por su parte, organizaciones ambientalistas han advertido sobre las consecuencias a largo plazo de estos incendios, que no sólo afectan la flora y fauna silvestre, sino que también impactan en la disponibilidad de agua, aceleran la erosión del suelo y aumentan la vulnerabilidad ante el cambio climático.