El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado su intención de reducir la importación de vehículos provenientes de Canadá y México, enfatizando que la era en la que las empresas trasladaban su producción al extranjero, generando desempleo y fábricas vacías en Estados Unidos, ha llegado a su fin.

Esta postura se enmarca en una serie de medidas proteccionistas que la administración Trump ha implementado recientemente. Entre ellas, destacan la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de productos de la Unión Europea y la amenaza de aplicar tarifas similares a México y Canadá si no se observan avances en temas migratorios y de seguridad fronteriza antes del 2 de abril. 

La industria automotriz mexicana, que en 2024 generó cerca de 100.000 millones de dólares y emplea a aproximadamente 900.000 personas, se encuentra en una posición vulnerable ante estas amenazas. La posible imposición de aranceles podría afectar significativamente sus exportaciones, ya que Estados Unidos es el principal destino de los vehículos producidos en México. 

Además, empresas como Stellantis y el Grupo Volkswagen podrían verse afectadas por estos nuevos aranceles, debido a su alta exposición al mercado estadounidense y su dependencia de la producción en Canadá y México. Stellantis, por ejemplo, obtiene el 46% de sus ventas del mercado estadounidense, lo que la hace especialmente susceptible a las medidas arancelarias. 

En este contexto, líderes internacionales han expresado su preocupación. Los dirigentes de Francia y Canadá se han proclamado “aliados fiables” en medio de la guerra comercial con Estados Unidos, subrayando la importancia de acuerdos comerciales justos que no perjudiquen las economías de sus países. 

Mientras tanto, las sedes mexicanas del Mundial 2026 continúan con sus planes, a pesar de las tensiones actuales entre Estados Unidos, México y Canadá debido a temas arancelarios y migratorios. Los comités organizadores en México han asegurado que los preparativos del torneo siguen según lo planeado y que no se prevé que los aranceles afecten significativamente los costos de organización y operación del evento. 

La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estas políticas comerciales y sus posibles repercusiones en la economía global.