En un lamentable hecho que ha conmocionado a la comunidad muxe y a la sociedad oaxaqueña, Tamara Zúñiga Azcona, enfermera y activista originaria de San Blas Atempa, fue asesinada la noche del 14 de diciembre en el municipio de Pochutla, en la región de la Costa. Su muerte ha sido señalada como un crimen de odio por activistas y defensores de derechos humanos, quienes exigen justicia inmediata.

El ataque y la falta de seguridad

Según reportes oficiales, Tamara acudió al Hospital General de Pochutla para retirar dinero en un cajero automático ubicado en sus instalaciones. Al salir, fue presuntamente interceptada por agresores que la asaltaron y atacaron con un arma blanca, provocándole heridas graves. Aunque fue trasladada al mismo hospital para recibir atención médica, falleció poco después debido a la gravedad de las lesiones.

Activistas han señalado que la zona donde ocurrió el ataque carece de iluminación y vigilancia, lo que ha incrementado la inseguridad. El activista zapoteca Humberto López Gómez condenó el asesinato, calificándolo como un crimen de odio, y declaró: “Nuevamente nos enfrentamos a la violencia y discriminación hacia la comunidad muxe. Ni un asesinato más. Exigimos justicia para Tamara”.

El legado de Tamara

Tamara era conocida por su trabajo altruista y su compromiso con las comunidades más vulnerables. Amigas y amigos la describen como una persona amable y solidaria. Gerardo Martínez Vázquez, amigo cercano, expresó que “Tamara siempre buscaba ayudar a los demás, no merecía esta trágica muerte”.

Crímenes de odio en aumento

El asesinato de Tamara es uno más en una preocupante serie de ataques contra integrantes de la comunidad muxe y LGBTQ+ en Oaxaca. Las organizaciones defensoras de derechos humanos han señalado que la región enfrenta una creciente ola de violencia contra esta población, la mayoría de los casos permanecen impunes.

Exigencias a las autoridades

Colectivos y ciudadanos han alzado la voz para demandar que las autoridades estatales investiguen el caso con perspectiva de género y derechos humanos. También exigen mejorar la seguridad en espacios públicos, especialmente en zonas como el Hospital General de Pochutla, que carecen de las condiciones mínimas de vigilancia.

El asesinato de Tamara ha encendido nuevamente el llamado por un alto a la discriminación y los crímenes de odio en el estado. Activistas reiteran que su lucha continuará hasta que haya justicia para ella y para todas las víctimas de esta violencia sistemática.

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