En las últimas semanas, el nombre de Jonathan Sotelo ha circulado en redes sociales, vinculado a un complejo caso de fraude y manipulación. Este joven, apodado el “estafador de Bumble”, ha sido acusado por más de 70 mujeres en México de usar la plataforma de citas Bumble para construir relaciones sentimentales con ellas y luego aprovecharse económicamente. El modus operandi de Sotelo consistía en ganar la confianza de sus víctimas, obtener créditos a su nombre y realizar compras lujosas, incluyendo vehículos de alta gama como Tesla.

Las denuncias señalan que Sotelo construía una narrativa persuasiva, presentándose como una persona exitosa y encantadora, para manipular emocionalmente a sus víctimas y persuadirlas de firmar compromisos financieros o préstamos a su nombre. Este esquema de fraude ha causado pérdidas económicas significativas y afectaciones emocionales a sus víctimas, quienes recientemente comenzaron a organizarse para denunciarlo públicamente.

En respuesta, el caso de Jonathan Sotelo ha generado una ola de reacciones en redes sociales y medios de comunicación, abriendo el debate sobre los riesgos de las relaciones en línea y la necesidad de una mayor protección y educación en el uso de aplicaciones de citas. Este tipo de fraude emocional, donde el agresor usa la manipulación sentimental para obtener beneficios económicos, pone de relieve la vulnerabilidad de las personas en la era digital y plantea interrogantes sobre la responsabilidad de las plataformas de citas para proteger a sus usuarios.

Las autoridades ya están investigando el caso de Sotelo, y la presión social ha llevado a que se considere un ejemplo de fraude emocional en línea. Este caso recuerda a otros estafadores sentimentales que han aprovechado la confianza de sus víctimas, destacando la importancia de la cautela y el respaldo legal en las relaciones a través de internet.