Luego de ganar la elección del pasado 2 de junio, Claudia Sheinbaum presentó su gabinete presidencial a cuentagotas. Algunos miembros son herencia de la administración de Andrés Manuel López Obrador, pero ahora tienen el objetivo de construir el segundo piso de la autollamada Cuarta Transformación.
Desde la campaña electoral, Sheinbaum Pardo enfatizó que las personas que la acompañarán los próximos seis años son “honestas” e “incorruptibles”, pues trabajarán por el pueblo de México y no por una ambición personal.
Los siguientes funcionarios que arroparán a la Presidenta de la República ya cuentan con una misión clara, o por lo menos para los primeros 100 días de la administración, que es atender primero a los más pobres, entregar programas sociales, priorizar las obras estratégicas y la seguridad pública, con una estrategia de atención a las causas que generan la violencia.
“Son mujeres y hombres honestos, profesionales, que son parte de la Cuarta Transformación y que hemos trabajado con ellos (…) tienen una vasta experiencia y hemos trabajado juntos, y trabajan por el pueblo de México”, comentaba Sheinbaum en cada presentación de integrantes de su gabinete.
Presentados cada jueves tras haber ganado los comicios, Sheinbaum fue seleccionando a sus colaboradores. Su carta de presentación en cada caso fue el nivel académico más alto con el que cuentan o su posición más reciente en la administración pública.
Los secretarios de Estado de la nueva administración podrían ser considerados tecnócratas al ser profesionales especializados, por lo que fueron designados en las dependencias que tendrán a su cargo. Muchos tienen doctorado o maestría y han estudiado en el extranjero.
La Presidenta ha resaltado que cada una de las dependencias registrará una reducción de sus gastos, es decir, que se aplicará la austeridad republicana, aunque sin afectar su operación.