Un mariachi vestido de color guinda recibió la tarde del viernes pasado a Claudia Sheinbaum en el aeropuerto de Guadalajara. Los centenares de viajeros que pululaban por la terminal interpretaron rápido, demasiado rápido, que la candidata morenista acudía a la Feria Internacional del Libro (FIL), como todos los demás. Error. El destino de la presidenciable no era Jalisco, sino Xalisco, en Nayarit. Muchos pensaron que Sheinbaum había dado un paso en la dirección propia, que lejos de las críticas del presidente López Obrador a la Feria, ella se acercaría a esa clase académica, la suya, por cierto, que se ha ido alejando de Morena. Cierta clase media, ilustrada y más proclive a las izquierdas, quizá, que a las derechas. Error. El guion sigue inmutable.
El domingo llegaba una explicación por la puerta X: @Claudiashein ensayaba una disculpa: “Me han estado preguntando si asistiré a la FIL de Guadalajara. Fui invitada por mi querido compañero y amigo Paco Taibo II a presentar su libro, sin embargo, por motivos de agenda no podré estar ahí”. Más adelante concluía el mensaje: “A las y los organizadores de la FIL les deseo mucho éxito este año”. Qué oportunidad perdida para haber quedado mejor que Peña Nieto, que bien fácil se lo puso a toda la humanidad.
Como cualquiera da por hecho que los políticos de altura tienen asesores en consecuencia, cabe pensar que las razones para no asistir a uno de los encuentros literarios más importantes de toda América Latina eran más poderosas que las de haber participado. ¿Mejor no enfrentarse a un público que quizá no es buen seguidor? ¿Mejor no salirse de las reglas marcadas en este sexenio? ¿Qué onda? La muerte en abril de Raúl Padilla, el gran preboste de esta feria, con quien se enemistó el presidente López Obrador, dejaba libre el camino para quien no quisiera toparse con él.
Aunque en esta edición es difícil. No hay discurso oficial que no se haya convertido en un homenaje póstumo al exitoso Padilla, hasta el punto de que le concedieron más protagonismo que al premio de Literatura, el más relevante de la cita, entregado este año a la poeta mexicana Coral Bracho. Allá donde la autora tenía que recibirlo, los grandes carteles y sus flores blancas fueron para Padilla, el triunfador de la Feria. Y eso que el antiguo rector de la Universidad de Guadalajara y fundador de la FIL tenía su propio homenaje en la tarde del domingo, al que asistió la candidata conservadora Xóchitl Gálvez, al lado de su coordinador de campaña, Santiago Creel. Gálvez destacó la invitación que Padilla le hizo a participar en la FIL el año anterior, donde “empezó todo”, según dijo. “Un año después nunca imaginé que iba a estar en la condición que estoy”.
Con todo, una de las visitas más esperadas fue la de Samuel García, candidato a la presidencia por Movimiento Ciudadano, porque el expresidente Fox, con su incontrolable dedo tuitero, lo había traído a la actualidad y se esperaba su reacción. El panista tildó a Mariana Cantú, esposa de García, de “dama de compañía”. Fox lo puso todavía más fácil que Peña Nieto: Cantú agarró el Twitter (X) y con total destreza le marcó la Z de zorro en toda la cara. Sin dolor. A quién se le ocurre para este duelo elegir el arma que mejor maneja la pareja regiomontana, las redes sociales.
Otra vez, Xóchitl Gálvez tuvo que recordar al panista que las mujeres existen, piensan y hacen con independencia del hombre que tengan al lado: “Lo que él opine lo hace a título personal, no habla por mí”, se apartó la candidata, como si tiznara. Ni mencionó su nombre. Para qué, si ese dedo nervioso de Fox ya no tiene arreglo. Por cierto, que Samuel García no dijo nada al respecto. Regaló unos libros.
Unos usan las redes sociales y otros las mañaneras. El presidente López Obrador repitió lo que ya había dicho en otras ocasiones, por si alguien faltó aquel día al salón de clase: que la FIL “es una especie de cónclave de derecha”. Y dale que dale con Krauze, con Vargas Llosa y con Aguilar Camín. “A mí me han invitado muchos años y nunca he ido”. Desde luego, fue una ausencia notable. Quizá el año que viene las cosas sean distintas. Quizá.
Y hasta aquí la feria política.
Con información de: CARMEN MORÁN BREÑA para EL PAÍS GLOBAL.