La luz de las velas que adornan las tumbas del panteón de Santa Cruz Xoxocotlán no sólo ilumina las almas de los fieles difuntos, sino también sirven de guía a propios y visitantes.
La noche de ayer, la comunidad ubicada a escasos 10 minutos de la ciudad de Oaxaca volvió a vivir una velada como no ocurría hasta antes de la pandemia de Covid-19, según relatan los oriundos.
Y es que la tradición es entrañable, pues durante horas se mezcla la solemnidad con la música y el misticismo. El olor del cempasúchil inunda cada rincón de los dos panteones de Xoxocotlán.
Hombres y mujeres cargan lo mismo con bolsas de pan de yema que con cartones de cerveza, botellas de mezcal y antojitos regionales, para poder aguantar hasta el amanecer.
El acompañar la tumba de un ser querido es un momento único, “aquí los fieles difuntos y sus familiares por una noche vuelven a estar juntos”.
No hay tumba en el camposanto que carezca de una flor, aquí las veladoras y floreros son parte del entorno.
El velar toda la noche es para los originarios de Xoxo una tradición que se ejerce con seriedad y así se lo hacen saber a los turistas, quienes en tropel buscan captar las mejores tomas para sus redes sociales.
Lo único que aquí piden es respeto para los difuntos.
Los rezos se escuchan entre las tumbas, apenas iluminadas por la luz de las velas.
Alguien eleva plegarias por el eterno descanso de su familiar, aquí reina la devoción y la fe, pero metros adelante, una banda entona sus mejores melodías para el disfrute de los presentes.
Uno a uno o en familias de 5 o más personas se dan cita en los cementerios de Xoxo, llevan en el brazo flores de borla, cempasúchil, veladoras y hasta cerveza, para “aguantar” la velada.
Dicta la tradición que antes del alba, los oriundos deberán regresar a sus casas, pero ya van acompañados de las almas de sus seres queridos. En el domicilio, para esa hora, ya debe estar el altar colocado en un lugar especial del hogar, listo el camino de flor por donde entrará y colmado con las frutas de la temporada, el pan y un chocolate caliente.
El mole se servirá hoy, primero de noviembre, siempre y cuando la cocinera se haya despertado.