Un repaso a algunas de las obras maestras del cineasta de ‘Toro salvaje’, ‘Uno de los nuestros’ o ‘Casino’, el gran retratista de Nueva York, que nació el 17 de noviembre de 1942
Este 17 de noviembre Martin Scorsese cumple 80 años. Grande del cine mundial, a esta edad llega tras haber revolucionado el cine neoyorquino en los años setenta y ganado la Palma de Oro de Cannes en Taxi Driver en 1976; haberse asentado como cineasta fundamental en los años ochenta, y convertido hoy en una leyenda para los cinéfilos, que le apoyan en sus argumentos contra el imperio del cine Marvel y su pasión por salvaguardar y publicitar otros cines más allá de Hollywood: sus documentales sobre cine americano o italiano y la labor de su fundación en pos de la conservación de filmes africanos —sin perder ritmo en su pulsión creativa— han hecho de Scorsese un artista a quien distintas generaciones posteriores intentan imitar.
De niño, el asma que padece el neoyorquino le impidió hacer deportes, así que sus padres y su hermano mayor le llevaron, y mucho, a ver películas. Nacido en Queens, criado en Little Italy y el Bronx, sus padres querían que Scorsese fuera cura, e incluso estuvo un año en el seminario, antes de que el cine y la vida le llevaran por otros caminos. Desde sus inicios como cortometrajista ya logró una cierta reputación, que confirmó con su primer largo, ¿Quién llama a mi puerta? (1967), rodada con dos compañeros de estudios, que se convirtieron en constantes vitales: el actor Harvey Keitel y la montadora Thelma Schoonmaker. Y ahí sigue, 55 años después, con una película en posproducción, Killers of the Flower Moon, y desarrollando material con su productora para Apple TV.La jubilación todavía no ha llamado a su puerta. Aquí elegimos 15 de sus mejores trabajos disponibles en plataformas. Pero Scorsese es más, mucho más.
Malas calles (1973). Scorsese ya se había hecho amigo de los creadores del Nuevo Hollywood (De Palma, Coppola, Lucas y Spielberg), muchos de ellos crecidos bajo el paraguas de Roger Corman, cuando De Palma le presentó a Robert De Niro. Así se cerró el triángulo de Malas calles: Scorsese, De Niro y Keitel en una película con todos los ingredientes del cine del neoyorquino: violencia, sangre, culpabilidad y redención católica, hombres ansiosos de demostrar que son machos alfa. A pesar de las apariencias, la mayor parte de su metraje se filmó en Los Ángeles, donde Scorsese ya se estaba labrando una carrera. Disponible en Prime Video y FlixOlé.
Taxi Driver (1976). La película que refleja el espíritu de los tiempos, el descenso a los infiernos de un taxista veterano del Vietnam, la soledad convertida en patología. Un clásico instantáneo. Paul Schrader entró en el equipo de Scorsese como coguionista, aunque la famosa secuencia de Travis Bickle ante el espejo nació de una improvisación de De Niro. Disponible en Movistar+.
El último vals (1978). De doble fracaso sufrido por el mal recibimiento que tuvo New York, New York y su musical de Broadway The Act, ambos con Liza Minnelli, Scorsese salió filmando El último vals, el concierto de despedida de The Band, el primero de los poderosos documentales musicales con los que el cineasta se ha ido dando alegrías a lo largo de su carrera. Más allá de la impresionante realización y la magia de la música, hubo un elemento disruptor en aquella filmación: la cocaína. No solo porque el cineasta en aquellos momentos la consumía sin parar, sino porque hubo que borrar sus restos en la nariz de algunos de los músicos en la posproducción. Disponible en Filmin.
Toro salvaje (1980). El declive físico y mental de Scorsese por culpa de sus adicciones empujó a su amigo De Niro a ponerle entre la espada y la pared para sacarle de las drogas, y casi le obligó a rodar Toro salvaje, la biografía del campeón de boxeo Jake LaMotta, una idea del actor que había leído sus memorias y que metió mano en el guion. Aunque lo primero que el gran público recuerda de esta película es la brutal transformación física de De Niro para dar vida tanto al boxeador en su gloria en el cuadrilátero como en sus horas bajas contando su vida en los clubes (27 kilos de peso de diferencia), en Toro salvaje hay más, mucho más: Scorsese pensaba que esa iba a ser su última película en EE UU, donde nadie más le contrataría, y rodó sin límites ni censura, lo que se nota en pantalla. Disponible en Filmin.
Jo, ¡qué noche! (1985). Una comedia negra rodada con muy poco presupuesto, pidiendo a los amigos que hicieran cameos, y con un personaje encadenando desventuras y desencuentros por el SoHo de Manhattan. Con el tiempo, esta visión oscura de alma y de la noche neoyorquina ha ganado enteros como película de culto. Además, sirvió para que Scorsese diera por fin el paso a su siguiente proyecto, un trabajo controvertido que llevaba un tiempo meditando rodar. Disponible en HBO Max y Movistar+.
La última tentación de Cristo (1988). Los últimos diez minutos de este filme son de lo mejor de la carrera de Scorsese y por tanto de la historia del cine: en ellos Jesucristo renuncia a la tentación del demonio que le ha ofertado una vida feliz junto a María Magdalena y entiende que el único camino posible a su existencia pasa por la crucifixión. Willem Dafoe entiende perfectamente las dudas de su personaje, y Scorsese empieza así una serie de películas que se han centrado en la espiritualidad, su fuerza y sus contradicciones, que ha ido dirigiendo a lo largo de su carrera. Disponible en Netflix y Filmin.
Uno de los nuestros (1990). De 1985 a 1997 Scorsese encadena un rodaje tras otro. No hay quien le pare. Y entre las joyas de este periodo destaca Uno de los nuestros (Goodfellas), un thriller de mafiosos que en realidad es una disección de la condición humana y de las relaciones de amistad mediatizadas por el dinero: “Desde que recuerdo, siempre quise ser un gánster”, apunta Henry Hill, el personaje real al que encarna el fallecido Ray Liotta. El plano en la cafetería de la charla de De Niro y Liotta, Liotta destrozado por la cocaína pensando que le persigue un helicóptero, Joe Pesci desatado, la entrada en un plano secuencia al Copacabana… Todo en Uno de los nuestroses magistral. Por cierto, tercera candidatura al Oscar a la mejor dirección para su creador, tercera derrota. Disponible en HBO Max.
La edad de la inocencia (1993). Scorsese es un virtuoso de la cámara, un maestro del cine, y lo demuestra en cualquier género fílmico. Ejemplo: la adaptación de la novela de Edith Wharton sobre la clase alta neoyorquina de finales del siglo XIX. Y en realidad es un filme romántico, que habla de las oportunidades perdidas, de los encorsetamientos vitales y de amores truncados, en el que la época histórica sirve como marco. Scorsese estuvo con Schoonmaker montándola durante todo un año, y considera este su trabajo más violento, y no por lo físico, sino por lo psicológico. Otro plano secuencia para la gloria: el de la cámara entrando en los salones de ricos cortinajes, balanceándose y abriéndose paso entre la gente. Disponible solo en alquiler en Apple TV, RakutenTV y Amazon.
Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine americano (1995). Un gran ejemplo de la pasión y el profundo conocimiento del cine de Scorsese, cuatro horas indispensables que van desde el nacimiento del cine estadounidense hasta 1969, donde acaba el recorrido para que el director no tuviera que hablar de sí mismo; y se centra en los cuatro aspectos para él más importantes en un cineasta: como narrador, como ilusionista, como contrabandista que cuela mensajes en pantalla y como iconoclasta. Disponible en Filmin.
Casino (1995). Ver seguidas Uno de los nuestros y Casino es el mejor plan para los fans del cine mafioso de Scorsese. Como en otras de las películas del director, el protagonista descubre que no puede controlar su vida, que siempre aparecerán fuerzas impredecibles más allá de la codicia y el ansia de poder que alberga el director del casino y sus colegas del crimen. Una de las mejores interpretaciones de Sharon Stone. Disponible en Movistar+.