Amazon planea despedir a unos 10.000 trabajadores, según una información de The New York Times publicada este lunes. Los despidos, que podrían llegar tan pronto como esta misma semana, se cebarán con la división dedicada a la fabricación de aparatos, como el asistente de voz Alexa, así como en los departamentos de ventas y de recursos humanos. Se trata del ajuste de plantilla más amplio de la historia de la compañía, fundada a las afueras de Seattle en 1994.
La cifra representa un 3% de los trabajadores fijos de Amazon y un 1% de la plantilla total, que suma 1,5 millones de empleados repartidos por todo el mundo, la mayor parte de ellos, fuerza laboral contratada temporalmente en los almacenes o dedicada a las tareas logísticas. El ajuste llega en uno de los momentos críticos de carga de trabajo de Amazon, con la temporada de regalos ―que empieza en Estados Unidos con Acción de Gracias, continúa con la avalancha consumista de ofertas del Black Friday y termina en Navidad― a las puertas. La orgía de compras de este año se presenta más sombría que de costumbre, debido a la inflación y a los grises presagios de la marcha de la economía mundial.
Amazon es la última compañía tecnológica que anuncia despidos masivos, tras Meta (Facebook), que la semana pasada confirmó sus planes de deshacerse de 11.000 de sus empleados (un 13%) y Twitter. Tras su compra por 44.000 millones de dólares, Elon Musk dejó a los pocos días en la calle a la mitad de la plantilla de la red social, unas 3.700 personas en total.
La pandemia, clave en los despidos
Las razones para la última ronda de despidos hay que buscarlas en la pandemia. Los confinamientos decretados alrededor del mundo tras la aparición del coronavirus a principios de 2020 provocaron un inaudito aumento en el comercio electrónico, y, como consecuencia, el año más rentable de su historia para Amazon, que duplicó su fuerza laboral (pasó de 798.000 empleados a fines de 2019 a 1,6 millones el 31 de diciembre de 2021) y aumentó la inversión en nuevos desarrollos.
Las costumbres adquiridas durante ese tiempo excepcional no se mostraron tan duraderas como los analistas había vaticinado. A principios de 2022, el crecimiento de la empresa se quedó en la tasa más baja en dos décadas. La compañía tuvo que pagar los excesos del pasado, y se enfrentó a los altos costos derivados de la sobreinversión y de una expansión demasiado optimista. Esa tormenta perfecta provocó que cayeran los ingresos en el tercer trimestre del año. También, que la capitalización de la compañía bajara por primera vez desde abril de 2020 por debajo de los mil millones de dólares. Las acciones de Amazon se han desplomado un 41% en lo que va de año y van camino de firmar su peor ejercicio desde 2008.
Los despidos llegan en un pésimo momento para el sector tecnológico, que vivió una fiebre de contrataciones sin precedentes que ha dejado tras de sí una temporada de salvajes reducciones de personal.
A los empleados que Twitter y Meta enviaron a la cola del paro hay que sumarlos de la red social Snap, que anunció en agosto el despido del 20% de su plantilla, más de 1.000 trabajadores, así como los de Peloton (4.000 empleados en octubre), Netflix (500), Lyft, rival de Uber (700) o la plataforma de pagos de comercio electrónico Stripe (unos 1.000). Microsoft e Intel están llevando a cabo, por su parte, recortes de plantilla de cientos de trabajadores. Apple y Alphabet (Google) también están tratando de contener sus costes de personal reduciendo, como primera medida, el ritmo de contrataciones.
La noticia de los planes laborales de Amazon ha llegado el mismo día en el que la CNN publicó una entrevista su fundador, Jeff Bezos, en la que anunciaba su intención de donar en vida con fines caritativos “la mayor parte” de su patrimonio neto de 124.000 millones de dólares (120.000 millones de euros). Bezos es en estos momentos, según el voluble ranking de Bloomberg, el cuarto hombre más rico del mundo. La lista la encabeza Elon Musk.