Oppa Gangnam Style”. El estribillo, uno de los más machacones de la historia reciente, suena una y otra vez hasta rozar lo insoportable, como atestigua la cara de hastío de uno de los vigilantes de la sala, que parece llevar horas sometido a una tortura musical. En una pantalla gigante, el cuerpo de baile simula montar a caballo, ejecutando una coreografía que dio la vuelta al mundo en 2012. Al frente de ese vídeo en tecnicolor se encuentra uno de los culpables de que Corea del Sur esté en todas las bocas una década más tarde.