«¡Tenemos un año maravilloso por delante!».
Esta frase dulce y simple, escrita por la maestra de cuarto grado Eva Mireles al comienzo del año escolar, ahora despierta muchas emociones.
Este jueves, el último día de clases, ella y su compañera profesora Irma García deberían estar guardando las cosas de su salón de clases compartido en la escuela Robb Elementary, en la pequeña ciudad de Uvalde, Texas.
Deberían estar preparándose para las vacaciones de verano.
Pero no es así: sus familias están haciendo los arreglos para sus funerales, luego de que ambas recibieran disparos en un tiroteo en el que también murieron 19 de sus pequeños estudiantes.
En los días transcurridos desde el ataque del martes, Mireles y García han sido elogiadas por haber tratado de proteger a los niños durante la masacre.
Los policías encontraron a García «protegiendo a los niños con sus brazos casi hasta su último aliento», le dijo su sobrino John Martínez al diario The New York Times.
«Ella se sacrificó protegiendo a los niños en su salón de clases. Fue una heroína», escribió en una página de recaudación de fondos que ha abierto para la familia.
Solo dos días después, su familia sufrió otra tragedia, pues el esposo de la profesora García, Joe García, murió de un ataque al corazón. Martínez dice que «murió a causa de la aflicción».
«Diversión, risas y amor»
García y Mireles habían conformado un equipo docente durante cinco años. Entre las dos tenían 40 años de experiencia.
Una foto tomada el mes pasado muestra a ambas en su salón de clases observando a los estudiantes mientras trabajan en las tabletas electrónicas.
«Eva Mireles e Irma García fueron dos de las mejores maestras que Uvalde ha conocido», tuiteó Natalie Arias, una especialista en educación que vive en esa localidad de Texas.
«Su salón de clases estaba lleno de diversión, desarrollo, risas, trabajo en equipo y, sobre todo, amor».
Mientras la comunidad aún vive el dolor, también hay enojo porque haya ocurrido un tiroteo masivo más en una escuela de Estados Unidos.
En Texas es legal comprar un arma para los mayores de 18 años y, según medios estadounidenses, el atacante compró las suyas -dos rifles semiautomáticos estilo AR-15 y 375 rondas de municiones- el día después de su cumpleaños 18.
«Estoy furiosa porque continúan estos tiroteos, estos niños son inocentes, los rifles no deberían estar fácilmente al alcance de todos», dijo en un comunicado la tía de Eva Mireles, Lydia Martínez Delgado.
«Esta es mi ciudad natal, una pequeña comunidad de menos de 20.000 personas. Nunca imaginé que esto sucedería, especialmente a mis seres queridos», escribió.
El esposo de Mireles, Rubén Ruiz, es agente de la policía escolar. Hace dos meses, realizó en la escuela de Uvalde un simulacro de un tiroteo activo, que es común en los colegios de EE.UU.
No sabía que solo unas semanas después, su propia esposa sería víctima de uno.
El diario The Washington Post dice que Ruiz corrió a la primaria Robb cuando supo del tiroteo. Otros policías tuvieron que detenerlo mientras trataba desesperadamente de encontrar a su esposa.
Al menos 185 niños, educadores y otras personas han muerto en ataques a escuelas estadounidenses desde la masacre de Columbine High, en 1999, según un recuento del mismo diario.
Después de tantos incidentes, incluso ya hay un monumento en el estado de Kansas dedicado a los «educadores caídos» el cual honra a «aquellos que perdieron la vida en el cumplimiento del deber».
Esas palabras, más familiares para el ambiente militar, se usan aquí para describir a los maestros asesinados. Ahora hay dos nombres más para inscribir en la pared de víctimas a recordar.
Eva Mireles
Profesora durante 17 años, Mireles describía su amor por correr y hacer caminatas en una breve biografía publicada en el sitio web del distrito escolar.
También dijo que tenía «una familia solidaria, divertida y amorosa», conformada por su esposo, su hija graduada de la universidad y «tres amigos peludos».
Su hija, Adalynn Ruiz, escribió un desgarrador homenaje a su «mami dulce» en Twitter.
«Estoy tan feliz de que la gente conozca tu nombre y ese hermoso rostro tuyo y sepan cómo es una heroína», dijo.
«Eva Mireles, profesora de 4º… que desinteresadamente se colocó delante de sus alumnos para salvarles la vida».
Mireles tenía formación en educación especial. Audrey García, la madre de una alumna, Gabby, la recuerda por ir «ir más allá» del deber como maestra.
«Era una persona hermosa y una maestra dedicada. Creía en Gabby e hizo todo lo posible para enseñarle», escribió García en Twitter.
Hace pocos años que las escuelas del área de Uvalde comenzaron a integrar a los niños con discapacidades en las aulas regulares. Mireles fue una de las maestras que enseñaba a estos alumnos.
Irma García
García era una maestra con 23 años de experiencia en la primaria Robb. Fue la maestra del año en 2019.
«¡Estoy tan emocionada de comenzar este nuevo año escolar!», escribió en su biografía en el sitio web del distrito.
Las autoridades le dijeron a su familia que un amigo de la policía vio a García tratando de proteger a sus estudiantes de los disparos.
«Quiero que sea recordada como alguien que sacrificó su vida y arriesgó su vida por sus alumnos», le dijo John Martínez, su sobrino, a The Washington Post.
«No eran solo sus estudiantes. Eran sus hijos, y ella arriesgó su vida, perdió su vida, para protegerlos. Ese es el tipo de persona que era».
García estaba casada y tenía cuatro hijos, dos niños y dos niñas de entre 12 y 23 años. Su página de Facebook es un álbum de recuerdos familiares y orgullo por sus hijos.
«Gracias, Jesús, por mi increíble esposo y mis bebés», escribió debajo de una foto de un viaje de pesca familiar.
Las redes sociales de la maestra también muestran su dedicación a su carrera y estudiantes.
En una publicación que mostraba certificados de un curso de enseñanza, García escribió: «Aprendí muchas formas nuevas de desafiar a mis futuros alumnos para que sean estudiantes independientes».