Han pasado 20 años desde la última vez que Andrés Manuel López Obrador sometió su cargo público a la opinión de la ciudadanía y con base en ello determinar su continuidad como gobernante.
La primera vez fue en 2002, cuando a través de un plebiscito telefónico, llamó a los habitantes del otrora Distrito Federal a evaluar su permanencia como jefe de gobierno.
Consultar a la ciudadanía sobre los temas relevantes de su proyecto político en la capital fue parte de la campaña de López Obrador en el año 2000 al Poder Ejecutivo local.
“Sin participación no existe la democracia; yo quiero que en la ciudad todos ejerzan su derecho a opinar. Que hagan de la participación una constumbre, por eso vamos a seguir organizando consultas aunque nos critiquen”, decía el entonces mandatario capitalino.
En aquel entonces, a principios de milenio, aunque la figura de la consulta popular y plebiscito estaban en la Constitución, carecía de regulación, por lo que las autoridades capitalinas hicieron su propia convocatoria y aplicación.
Este ejercicio antecedió al realizado para la construcción de los segundos pisos sobre Periférico y Viaducto. La participación fue de 658 mil 995 votos y la mayoría ratificó al tabasqueño en el encargo, que lo se perfiló para ser contendiente de las izquierdas, encabezadas por el PRD, para la elección presidencial de 2006.
Ahora, dos décadas después, los mexicanos están por primera vez en la antesala de un ejercicio de participación ciudadana para calificar los poco más de tres años que el jefe del Ejecutivo federal ha ejercido en el timonel del país.
Con una aprobación del ejercicio de gobierno que supera el 60% en las encuestas, la pertinencia de una consulta revocatoria hacen que sea una apuesta delicada apuntalada sólo en la popularidad del mandatario federal.
Hace unos meses, Eduardo Huchim, analista político, consideró que el mandatario hará una fuerte y riesgosa apuesta para medir el pulso de la ciudadanía sobre el ejercicio de su administración.
El también exconsejero electoral advirtió que el jefe del Ejecutivo, en una campaña permanente, someterá al juicio ciudadano su popularidad en medio del embate, cada día más álgido, de la oposición y grupos de interés contra su proyecto de nación.
“Creo que ese hecho de someterse voluntaria e innecesariamente a una consulta sobre revocación del mandato es una apuesta muy peligrosa para el presidente porque él está suponiendo que su popularidad va a dar para todo y no necesariamente es así”, señaló.
“Es una apuesta riesgosa, no es fácil que pudieran tener una concurrencia que haga vinculatorio los resultados y luego un resultado negativo, pero suponer que va a tener una votación arrolladora, no creo que eso ocurra”, sostuvo Huchim.
Organismos ciudadanos como Alternativas por México, dirigido Gustavo de Hoyos Walther, han anunciado públicamente su nulo interés por participar en este ejercicio por considerarlo un acto de publicidad y han impulsado una campaña para que el mandatario termine su sexenio conforme lo dicta la Constitución.
De acuerdo con la consultora Integralia, este domingo se espera que haya una participación de alrededor del 15% de la ciudadanía y pese a la escasa participación, se anticipa un triunfo contundente para la ratificación de López Obrador en la Presidencia.