Los zapotecas conocen al árbol del mezquite como yaaga bi, y a pesar de todos los beneficios que ofrece al medio ambiente y al ser humano, sólo aprovechan sus pequeñas y alargadas vainas para elaborar un dulce, sus ramas y troncos para leña y prácticamente “discriminan” a este árbol endémico, catalogándolo como “inservible y estorboso”, en campos de pastoreo o sembradíos, por lo que es el primero que terminan derribando.
Pero esta situación puede cambiar, porque un grupo de productores del campo de Juchitán se están organizando para lograr un mejor aprovechamiento del mezquite de la mano del Instituto Tecnológico Superior de Cajeme, Sonora, y obtener a futuro beneficios naturales y comerciales del árbol.
Uno de los participantes y principales promotores del aprovechamiento sustentable del mezquite desde hace 20 años es Tomás Chiñas, un profesor retirado, difusor del maíz nativo y activista por el rescate del río Los Perros en la región.
El profesor y el grupo de campesinos buscan impulsar el proyecto en una superficie de 20 hectáreas con la participación de 10 personas.
“Buscamos, en primer lugar, sacar de la discriminación al mezquite porque en la región se nos enseñó que es estorboso para la siembra y la ganadería, así que se tenía que derribar para sembrar sorgo, maíz, ajonjolí, pasto para ganado, cuando es un árbol muy noble que sirve para alimento de ganado y para nutrir el suelo. Su tala inmoderada, sin control, provocó la deforestación de campos y montes en toda la región, debido a que no está protegido por alguna norma federal”, explica.
Los beneficios naturales del mezquite, que han ignorado por siempre los zapotecos, es que al ser un captador de nitrógeno a través de las ramas y llevarlo al suelo, ésta se nutre y permite que lo que crece alrededor del árbol sirva de comida para el ganado. También ayuda a desalinizar el suelo y a la erosión de la misma.
El fruto de este árbol, que llega a vivir 80 años alcanzando una altura de hasta 15 metros, es en forma de vaina torcida de entre 10 y 15 centímetros. En su interior está la fibra que en el norte del país es triturada para obtener una harina rica en proteínas que se convierte en pan de mezquite. También es un endulzante natural especialmente para las personas diabéticas.
Ahora, el grupo está proponiendo que, sin derribar los árboles como se hace actualmente, se realice una poda controlada y utilizar esta madera como leña, permitiéndole un crecimiento sano al árbol. Su madera, afirman, también puede ser utilizada para elaborar muebles rústicos, ya que es de una gran resistencia, además de realizar artesanías, asimismo para elaborar duelas para pisos.
“En Estados Unidos los muebles que se elaboran con el mezquite son muy cotizados, la goma que se obtiene de rajadas en las ramas se utiliza en el procesado de alimentos, se puede utilizar las ramas podadas para crear carbón, realmente tenemos una gran variedad de beneficios que no hemos aprovechado al discriminarla. Es un proyecto muy ambicioso e interesante que arrancamos con la capacitación para luego reproducir el taller a otros campesinos de la región que quieran sacarle provecho al mezquite y tener ingresos extras”, dice Chiñas.
El profesor explica que para lograr dicho proyecto lo primero que tienen programado realizar es integrar una cooperativa con 10 personas que buscará promover la iniciativa, para luego elaborar un estudio técnico y de mercado para aterrizar el plan y todos los productos, que serán naturales, que pueden salir de su puesta en marcha.